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Arqueología del paisaje

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INTRODUCCION

El presente trabajo de investigación se enmarca en el campo de la Arqueología del Paisaje, término con el que se conocen los estudios herederos de la Arqueología Espacial realizada durante los años 80, disciplina que vino a suponer el desarrollo de investigaciones que trascendían el propio marco del asentamiento para atender ámbitos territoriales amplios como objeto de estudio arqueológico.

La Arqueología del Paisaje parte de la concepción del paisaje como algo más que una realidad física. Para el investigador, un paisaje es el producto de los procesos históricos que ha sufrido, por lo cual, tiene tanto una serie de elementos y estructuras físicas como unas cargas simbólicas e ideológicas, que pueden cambian a lo largo del tiempo. "Los paisajes tienen significados"(Sanchez, P. 1995)

La Arqueología del Paisaje, definida por F. Criado desde una reflexión sobre la relación entre espacio y cultura, en la que se rechaza la concepción del primero como algo simplemente empírico y mensurable, explotable para proponer una interpretación del paisaje como la objetificación de las prácticas sociales, tanto de carácter material como imaginario (Criado 1993)

CUANDO Y QUIENES LA PROPUGNAN

Una forma singular de abordar la arqueología en general, y en particular el megalitismo, es recurrir al estudio del paisaje como marco de la actividad humana. (Orejas 1995)

Los precursores fueron los paisajistas del siglo XIX, artistas que se movían en un terreno estético, a los que siguieron los geógrafos preocupados por el acopio de datos de observación. Ya en el siglo XX, los positivistas consideraron el territorio como elemento determinante en la organización humana, y como espacio vital que modela a los pueblos. Los regionalistas aportan, como su propio nombre indica, el concepto de región, el clima, el relieve, los suelos, las comunicaciones. Los primeros que vinculan geografía e historia son tal vez Gallois, Sion, Febvre, Dion y Bloch, la Generación de los años Treinta, que intentan extraer el paisaje del mundo naturalista para convertirlo en escenario de la historia. Mediado el siglo XX aparece la “Landscape Archaeology” con J. Bradford , que muestra su interés por la arqueología de los paisajes. La Nueva Arqueologia, con Renfrew y Clarke, ya tiene una visión plenamente arqueológica: el paisaje pasa de ser un simple entorno a ser considerado como el conjunto de recursos que ha de estar en equilibrio con la comunidad.

Aparecen nuevos conceptos, como la relación hombre-medio, los estudios macro y microambientales, la teoría del lugar central de Christaller y las relaciones entre el ecosistema y la esfera socio-cultural.

Más reciente es la aplicación del “Site Catchment Análisis” (SCA) o análisis de captación económica, dentro aún de la Nueva Arqueología, en el que se considera el yacimiento arqueológico como eje central en las relaciones hombre-medio: la mejor posición es la que permite un mayor ahorro. La arqueología del yacimiento deja de ser un mero marco para pasar a ser el eje del estudio arqueológico central: hay que definir el área utilizada habitualmente, rastrear los puntos de procedencia de los recursos, reconstruir los micro-ambientes y estudiar las relaciones socio-económicas (Davidson y Bailey, 1984).

Los primeros ecologistas que se instalan en la Arqueología del Paisaje, entre 1966 y 1978, buscan la combinación de los elementos físicos, biológicos y antrópicos que actúan unos sobre otros en el espacio. Optan por el geosistema y por el agrosistema como componente de la historia global.

La Fenomenología del paisaje, un paso más allá, no admite las modelizaciones generadas por los arqueólogos anglosajones: el paisaje no es sino la experiencia que de él tenemos, y es irreductible a modelos y cuantificaciones

El movimiento postprocesualista reúne a radicales, postmodernos, cognitivos, radicales, marxistas y estructuralistas, valga la generalización. Nace para enfrentarse a la Nueva Arqueología y considera que los conflictos internos de las comunidades son los motores esenciales del cambio, frente al reduccionismo ambiental, proponiendo que la concepción espacial está implícita en la acción social de los grupos prehistóricos.

ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE

El espacio y el paisaje se nos presenta como un mapa mental en el que nos identificamos y con el que nos comunicamos. Más allá de las antiguas descripciones geográficas y geológicas que aparecen en los estudios sobre arqueología, el entorno se estudia cada vez más como las correspondencias entre la naturaleza y la cultura. Hoy ya no es posible ignorar la geomorfología, el clima, los suelos o las comunicaciones del periodo que se pretenda analizar; hay un claro intento de formular una teoría adecuada que sirva para pensar la interrelación entre cultura, sociedad y espacio, entre sistemas de pensamiento y formaciones económico-sociales y paisaje. Algunos autores van más lejos y afirman que las relaciones topológicas son inmutables y objetivas, pensadas y perpetuadas a partir de una estructuración y de una codificación. El espacio pasa así de ser una entidad física estática a una construcción social imaginaria que se puede medir, convertir en números.

LA ARQUEOLOGÍA VERDE

Las vanguardias artísticas, tan prolíficas en corrientes y nombres, no han tenido demasiado éxito en el terreno de la arqueología, lo que ha permitido mantener un "nivel de confusión" aceptable. De hecho las últimas tendencias apuntan a algo tan reconocible como la Arqueología Verde, que pretende agrupar tanto las investigaciones destinadas a conocer el medio ambiente como las que interpretan el espacio como un recurso económico. Esta corriente se hace eco de la tendencia hacia lo ecofactual, frente al tradicional interés de la arqueología por lo artefactual.

APLICACIÓN EN ARQUEOLOGIA

A la hora de estudiar un paisaje a través del filtro de la Antigüedad, se analizan todos aquellos elementos que proporciona el entorno en el cual se desarrollaba la actividad. Se hace un estudio paleoambiental y geoarqueológico de la zona (Sánchez, P. 1995).

Para ello, existen numerosas técnicas. Entre las más frecuentes, están las de interpretación de los restos de los yacimientos, las fotografías áreas o de satélite, los análisis cartográficos y también los análisis químicos.

Las fotografías áreas o de satélite sirven para conocer el entorno del paisaje y también para localizar yacimientos o trazados de tierras .

Una vez hallado un yacimiento, se aplican técnicas de análisis estratigráfico y espacial. Lo que se busca es conocer cómo se distribuían las construcciones, las técnicas y los materiales que empleaban y de dónde procedían porque eso nos dice hasta qué punto esa comunidad controlaba un territorio más o menos amplio o la capacidad que tenía de intercambiar sus recursos.

En el campo de la Arqueología del Paisaje la calidad de la presentación de la información elaborada es especialmente importante, sobre todo en lo que concierne a la creación de un buen soporte cartográfico que permita una adecuada representación del entorno geográfico y los resultados de la investigación, en ello los SIG intervienen decisivamente por la calidad de los mapas que crean.

No obstante, los SIG son algo más que unas herramientas para crear mapas bonitos, aunque posiblemente esta sea la función más atractiva y posiblemente más sencilla de estos programas, de ahí que creamos conveniente la explicación de la aplicación de los SIG en nuestro trabajo de investigación.

CRITICAS

En cuanto a las criticas a esta rama y en especial a los postprocesualistas dicen que existe ambigüedad y contradicciones, en definitiva de quienes piensan que el movimiento postprocesual es un mero nominalismo que encubre la vuelta a los defectos tradicionales con la justificación de estar a la última moda.

El Conductismo niega la existencia de un espacio objetivo y cree que éste es simplemente el desarrollo de una idea. Nuevos conceptos como mapas mentales o representaciones cartográficas subjetivas hablan de bordes. Esta escuela tuvo sin duda más éxito entre los geógrafos que entre los arqueólogos.

En la misma línea, pero más extrema, el Existencialismo de Sartre apuesta por un espacio subjetivo, y por una relación del hombre con el entorno que sólo puede entenderse en términos afectivos.

Como dice Andrés Rupérez, el análisis espacial es un lenguaje útil al tiempo que un juguete peligroso, tanto más cuanto más difícil de manejar sea, cuanta más matemática acumule, cuanto más científico parezca y más alejado esté de la realidad.

CONCLUSIONES

En cuanto a todo lo ya visto acerca de la evolución, la practica, la ayuda y las criticas hacia la Arqueología del paisaje, podemos llegar a concluir que si bien es difícil tratar de inferir en la relación entre grupos humanos y su entorno natural, no cabe duda que este debió, debe y seguirá jugando un papel muy importante en esta simbiosis hombre / naturaleza que no solo nos sirve para inferir en el pasado sino que nos da cuenta de cómo tendría que mantenerse esta relación en un equilibrio saludable.

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