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Los 10 errores que no debe cometer una empresa en tiempos de crisis

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A medida que se agrava la crisis económica, crece el nivel de incertidumbre (y con él el nerviosismo) entre las empresas. Mantener la calma y analizar fríamente los datos disponibles y las previsiones, tanto a nivel general, como particulares de la empresa, es una tarea cada más difícil para los máximos responsables y directivos. Bajo el título “Las diez cosas que no debe hacer una empresa en tiempos de crisis”, el Centro de Estudios Financieros (CEF) ha publicado un decálogo con los errores más frecuentes que pueden cometer ahora las empresas:

1.Negar el impacto de la crisis: Aunque su empresa no se haya visto afectada todavía por la crisis (o su repercusión haya sido muy ligera), las previsiones económicas apuntan a que, aunque sólo sea en aspectos parciales, la crisis acabará afectando a prácticamente todas las compañías del país (teoría de los vasos comunicantes de la economía).



2.No extremar la cautela: Las empresas no deben descuidar ni sus ingresos ni sus gastos. Es vital seguir muy de cerca la evolución del mercado y de las ventas. Por tanto, la previsión de la tesorería a corto y medio plazo (en vez de a largo) es una cuestión crucial para el funcionamiento de la empresa.



3.Descuidar la comunicación: Es necesario gestionar adecuadamente la comunicación, y no sólo con los empleados, clientes y accionistas, sino también con los proveedores y con los medios de comunicación. Hay que partir de la teoría de que el silencio total puede ser tan negativo como una indiscriminada emisión de información. Por ello, hay que controlar qué tipo de comunicación interna y externa se va a facilitar e informar sobre los acontecimientos que afectan a la empresa y las medidas que se están llevando a cabo en relación a ellos. Sólo así se podrán neutralizar los efectos negativos de rumores e informaciones inexactas.



4.No ponderar los costes e ingresos para cada escenario: Es importante estimar situaciones de máximo y mínimo riesgo con el fin de prever las posibles actuaciones de contingencia en cada una de ellas. Se han de diseñar distintas categorías de posibles acciones, replanteado los objetivos para intentar minimizar las posibles consecuencias negativas de la crisis.



5.Descuidar los presupuestos y el endeudamiento: Es preciso ajustar la cuenta de resultados prevista sobre los gastos de la empresa. La existencia de pérdidas, sobre todo en el caso de las multinacionales, aumenta el peligro de un cierre empresarial. Por ello, hay que centrar parte de los esfuerzos en conseguir una financiación o refinanciación para intentar subsanar las deudas. Y en el caso de las pymes, es especialmente importante conseguir financiación del circulante.



6.Reconsiderar decisiones anteriores de delegación: Ante la situación de incertidumbre actual, muchas funciones anteriormente delegadas o automatizadas, deben de ser reexaminadas y quizás centralizarlas de nuevo.



7.Continuar “sin más” los proyectos e inversiones en curso: Es preciso reconsiderar los proyectos que están en fase de desarrollo o que se había planificado poner en marcha. Hay que analizar en detalle cada uno de ellos y, en función de la valoración, “mantener en el congelador” aquéllos que no vayan a mejorar a corto plazo los resultados o la facturación. Teniendo en cuenta que ha cambiado mucho el escenario económico, se debe revisar la validez de las estimaciones realizadas antes de que empezara la crisis o cuando empezaron sus primeros efectos.



8.Desatender los posibles cambios del mercado: La situación actual y la previsión de empeoramiento en los próximos meses provocan un acelerado y continuo cambio en las pautas de comportamiento de los diferentes agentes que intervienen en el mercado. Esto obliga a estar permanentemente atentos a las variaciones que pueda haber en las ventas y sobre las reacciones que vayan teniendo las empresas de la competencia.



9.Tomar decisiones apresuradas: Ahora que las variaciones del mercado son casi continuas, las empresas se ven obligadas a modificar sus parámetros de actuación con muy poco margen de tiempo, pero hay que evitar tomar decisiones apresuradas. Por ejemplo, tan desaconsejable es la reducción masiva de personal (una tentación en la que caen muchas empresas) como lanzarse a hacer contrataciones indiscriminadamente (porque el sector en el que opere la empresa es de los que no se ve afectado por la crisis).



10.No prever los posibles escenarios una vez superada la crisis: Aunque no se sabe cuándo acabará la crisis, existirá ese “después de” y hay que pensar en él. Las empresas deben ir previendo cómo puede quedar su sector de actividad y cuál será su posición concreta dentro de unos meses. Es momento de plantearse la búsqueda de nuevos mercados y productos para cuando termine la crisis.



En definitiva, las empresas tienen que tener ahora más que nunca que “los árboles no dejan ver el bosque”, es decir, que los múltiples elementos en juego dificultan la visión de la panorámica global. Por eso, es vital replantearse la situación actual de la empresa y del sector económico en el que opera, realizar un análisis de las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades e ir revisando con frecuencia las perspectivas en función de los cambios que se vayan produciendo en el mercado y, en particular, en la demanda.

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