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«Aprobar en España es muy fácil»

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Oriundo de la ciudad norteamericana de Los Ángeles, aunque hijo de guatemaltecos, Jason Morales cayó el verano pasado en el IES Lope de Vega, de Santa María de Cayón, donde ejerce de lector de inglés -en calidad de becario Fulbright- sin que sus alumnos apenas sospechen que habla un terso español.
Morales, un diplomado en Ciencias Políticas de 22 años, se ha enganchado a la vida santanderina de tal forma que espera poder pasar en Cantabria un curso más antes de volver a su país. Allí querría dedicarse al mundo del Derecho tras este paréntesis, al que considera «un receso» antes de volcarse «a tope» en su futura carrera profesional.

-¿Por qué eligió España? ¿Conocía su sistema educativo, fue simple curiosidad, o casualidad?

-Lo cierto es que mi primera intención fue pedir la beca para Alemania, pero una semana antes de entregar mi solicitud me di cuenta de que no sabía alemán y, sobre todo, me asustó pensar que los alemanes son muy rígidos. Opté por España porque había visitado Barcelona en una ocasión y me pareció un lugar maravilloso. Pensaba que la única posibilidad era Madrid, no sabía que existía la opción de Santander... Bueno, como norteamericano típico que soy (los americanos no sabemos de geografía) ni siquiera hubiera podido decir dónde estaba Cantabria.

-Y siete meses después de haber llegado, ¿qué impresión tiene de la suerte? ¿La tuvo o no?

-La tuve. Estoy encantado aquí, he sido muy afortunado. Esta ciudad me recuerda a Santa Mónica y, sobre todo, a San Francisco, por las cuestas ¡y por la lluvia¡ Es lo único malo que le veo a Santander: que llueve y hace mucho frío. Al principio me sorprendía que aquí no se creyera que yo era norteamericano, por mi físico. Y me llamaba la atención que la gente te mirase por la calle todo el rato. En Los Ángeles vamos todos con gafas de sol y nadie se fija en nadie. Me costó acostumbrarme a que me miraran. Pero ahora también lo hago yo.

-Antes de venir, ¿qué idea tenía de la enseñanza española?


-Ninguna, no sabía nada. Después de conocerla, veo que el sistema es totalmente diferente al de Estados Unidos. En mi país, para empezar, no existe un programa bilingüe para aprender una lengua extranjera. Y aquí están mezclados los chicos de 12 a 18 años en los mismos centros y allí no. Me gusta más la fórmula americana. Además, aquí, en los institutos, acaban muy pronto las clases. Al mediodía los estudiantes se tienen que ir a sus casas y los alumnos no se quedan para hacer deporte u otras actividades. Yo me pasé toda la Secundaria volviendo a casa a las nueve o las diez de la noche porque estaba integrado en grupos de debate y otras cosas. A veces pienso que si los chicos hacen botellón es porque disponen de tiempo para ello, porque no saben qué hacer por las tardes. Si no tuvieran tanto tiempo después de la escuela... Me parece, también, que hay pocos programas tipo 'Global Classroom' (un plan que difunde las bondades de la ONU entre los estudiantes de la ESO en el que ha trabajado por medio de la beca Fulbright).

-¿Y qué tal nivel de inglés se ha encontrado en el instituto de Santa María de Cayón?

-Pues no muy bueno, la verdad. En 4º de la ESO y en Bachillerato, sobre todo, es bastante bajo. Se supone que en 2º de Bachillerato, desde donde ya pasan a la universidad, deberían saber algo más. Pero yo veo que no participan, no hablan... En algunas clases me ha costado bastante. Porque tampoco hay motivación. ¡Es que aprobar en España es muy fácil¡ Pasan de curso con dos asignaturas. Esta parte tampoco la entiendo mucho. Cuando un alumno no aprueba, al final tiene que repetir un curso entero, en bloque, en lugar de volver a revisar sólo las materias que no aprobó. En Estados Unidos es más flexible y es mejor.

-¿En las clases de los planes de bilingüe no mejoraba el panorama?

-Sí, y mucho en realidad. En los 2º y 3º de la ESO bilingües el nivel cambia: está bastante bien. Los alumnos me entienden, cogen las ideas y se interesan.

Me sorprendió. Les he hecho presentaciones y han hecho numerosas preguntas. Han tenido una gran curiosidad por la vida de mi país, la cultura... Aunque, como lo ven en las películas, se creen que en los institutos estadounidenses todos los chicos juegan al fútbol americano y todas las chicas son rubias, delgadas y hacen de animadoras... ¡Pero no¡ Hay de todo. Les he contado en alguna ocasión que, en los institutos de los Estados Unidos hay problemas de seguridad y que es una suerte lo que tienen aquí, que no hay peligros, ni gente loca.

-¿Hay algún otro aspecto que le haya sorprendido para bien?

-La relación entre los alumnos y los maestros, que es muy cercana. En los Estados Unidos hay más distancia: los estudiantes los llaman por el apellido, no por el nombre. Aquí los chicos son muy majos y tienen más confianza con sus profesores. Y he tenido suerte con la gente del departamento de inglés. Algunos profesores han aprovechado para practicar conmigo y a veces les he corregido errores. Para ejercer, como mínimo, todos deberían pasar un año en el Reino Unido o en Estados Unidos, porque sólo así se consigue el acento, la pronunciación.

-Y los recursos con que cuenta el centro ¿qué le han parecido?

-Pensaba que tendría más medios tecnológicos. Pensaba que cada profesor tendría su aula y que serían los alumnos los que cambiarían de clase para recibir las materias, pero es al revés. Es el profesor el que entra y sale de las aulas. Y los medios técnicos son escasos. Hay que pedir con antelación un cañón para hacer una presentación, las impresoras nunca funcionan....


VIOLETA SANTIAGO | SANTANDER.

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