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La indentidad después de treinta años de angustia

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El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de dos desaparecidos de la dictadura en Rosario: Roberto Enrique De Vicenzo y Rubén Juan Forteaga, que estuvieron sepultados como NN durante tres décadas en el cementerio de Barrancas. Y ahora avanza en los estudios genéticos para devolverle el nombre a un tercer NN localizado la semana pasada en el cementerio de Santa Fe, pero que los investigadores presumen que estaría vinculado al mismo grupo.

"La verdad salió a la luz después de 34 años", dijo una fuente de la investigación que está a cargo del juez federal Nº 1, Reinaldo Rodríguez. De Vicenzo fue secuestrado el 27 de setiembre de 1976 y lo vieron con vida en el centro clandestino "El Pozo" en el Servicio de Inteligencia de la Policía de Rosario, por lo que el hallazgo y su identificación es una prueba clave para reconstruir el circuito del terror en la zona del Segundo Cuerpo de Ejército. Los traslados hacia la muerte: el secuestro, el martirio, la ejecución a la vera de los caminos, la desaparición del cadáver y el enterramiento clandestino.

El 27 de setiembre de 1976 fue un día fatídico en Rosario. Cinco militantes del peronismo revolucionario cayeron en pocas horas en poder de los grupos de tareas que comandaba Feced: a la mañana, la esposa de De Vicenzo, Miriam Susana Moro y un compañero de ésta, Antonio Angel López. Y a la tarde, De Vicenzo, Forteaga y Oscar Alfredo Bouvier, que sigue desaparecido.

Moro y López habían salido temprano a repartir volantes por la zona sur de Rosario, se movilizaban en una moto, pero los fusilaron y los dejaron en un camino rural de la provincia. Los cuerpos aparecieron 48 horas después del secuestro, el 29 de setiembre de 1976, en una ruta que va a Armstrong, entre Chabás y Bigand y los inhumaron como NN en el cementerio de Casilda. La esposa de López recuperó el cuerpo de su esposo en 1979. Lo habían matado de un balazo en la nuca. Pero la familia de Miriam recién tuvo certeza de su destino final en el arranque de la democracia, en 1983, aunque nunca pudo recuperar sus restos. Ella tenía 24 años, dos hijos: uno de casi dos años y otro de siete meses y estaba embarazada del tercero, de cuatro meses. Le dispararon doce balazos por la espalda.

De Vicenzo fue secuestrado el 27 de setiembre a la tarde. "Lo trasladan al Servicio de Inteligencia de la Policía de Rosario, donde es visto por dos personas", según relató ante la Conadep su cuñada Ana María Moro, gemela de Miriam, que también estuvo secuestrada en "El Pozo", unos meses después, en mayo de 1977. Allí, pudo hablar con otro detenido, José "Pollo" Baravalle, a quien le preguntó por su cuñado y su hermana. Baravalle le dijo que Roberto había estado en el centro clandestino, pero Miriam no, aunque sabía que ambos habían sido asesinados. Otra detenida, Eva Esther Fernández, le dijo lo mismo que José. Baravalle estaba acusado de colaborar con la dictadura, buscó refugio en Italia, pero el cerco de Interpol para extraditarlo a la Argentina comenzó a cerrarse en setiembre de 2008, no lo resistió y se tiró desde un puente.

Veinticuatro horas después de la escalada de secuestros en Rosario, aparecieron acribillados los cuerpos de tres jóvenes en la zona rural de Barrancas. Uno, el 28 de setiembre. Y dos, el 30 de setiembre, en el camino viejo a Yrigoyen, a un kilómetro de la autopista Santa Fe Rosario. Dos de ellos fueron sepultados en el cementerio de Barrancas, donde estuvieron 32 años hasta su exhumación en 2008. Pero el tercero terminó en el cementerio de Santa Fe, donde fue localizado recién la semana pasada en el cuadro de tierra Nº 5, con las marcas del terror y el tiro de gracia.

El 30 de junio de 2008, el juez Rodríguez ordenó inhumar los restos de los dos NN enterrados en Barrancas y autorizó al Equipo Argentino de Antropología Forense a enviar las muestras a un laboratorio de Estados Unidos especializado en la extracción de ADN a restos óseos (Bode Technology Group). El primer resultado de la investigación se logró el año pasado cuando, los estudios genéticos confirmaron que uno de los cuerpos "corresponden a quien en vida fuera Rubén Juan Forteaga", según la resolución 14/09 del 3 de agosto de 2009 firmada por el doctor Rodríguez.

La fiscal Nº 2 Cintia Gómez formuló entonces el requerimiento de instrucción para investigar el crimen y la esposa de Forteaga presentó una denuncia penal por la "persecución política, homicidio y posterior desaparición del cuerpo" de su esposo y su "enterramiento en forma clandestina en el cementerio de Barrancas".

Hasta ahí la investigación se mantenía en reserva, pero esta semana trascendieron varios hechos:

* El 26 de febrero, el juez Rodríguez firmó la resolución 6/10 que declara su incompetencia para investigar el asesinato de Forteaga y derivó la causa al juez federal Nº 4 de Rosario, Marcelo Bailaque, que ya investigaba la desaparición del joven militante de la JUP, el 27 de setiembre de 1976.

"El hecho delictivo se cometió en diversas jurisdicciones", dijo Rodríguez y consideró que su colega de Rosario estaba en mejores condiciones que él para investigar el caso por "economía, celeridad, inmediatez procesal y defensa en juicio", explicó.

* El 8 de marzo, el Equipo Argentino de Antropología Forense entregó al magistrado los resultados genéticos que acreditan la identidad del otro NN exhumado en Barrancas: "Roberto Enrique Darío De Vicenzo, nacido el 4 de febrero de 1952 y secuestrado el 27 de setiembre de 1976", dice el informe al que tuvo acceso Rosario/12.

Y el estudio del Laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (LIDMO) de Córdoba que comparó el ADN de la víctima con muestras de sangre de su madre y de sus hijos agregó: "La probabilidad de que la muestra 220.545 pertenezca a un hijo biológico de Noemí Olga Johnston y a su vez padre biológico de Gustavo Alberto De Vicenzo y Darío Máximo De Vicenzo es del 99,999999 por ciento".

* La semana pasada, el Equipo de Antropología Forense produjo otro hallazgo trascendente en la investigación: localizó el cuerpo del tercer joven que había aparecido acribillado en Barrancas, en setiembre de 1976, pero que fue enterrado en el cementerio de Santa Fe un mes después. "Tiene marcas de disparos de bala", dijo otra fuente consultada por este diario.

La búsqueda se reactivó hace muy poco por lo que algunos podrían considerar un "hecho casi fortuito", pero que no es otra cosa que el paciente y tenaz método de cruzar datos de los expedientes judiciales. Una lectura minuciosa en el despacho del juez Rodríguez de la causa abierta en 1984 para identificar las víctimas de la dictadura sepultadas como NN, detectó el traslado de uno de los cuerpos de Barrancas a Santa Fe.

En 1984, sólo se identificaron dos y entre 1998 y 1999 otros diez. Ahora, la pesquisa volvió a dar resultados: los forenses hallaron "el cadáver trasladado de la ciudad de Barrancas, provincia de Santa Fe, a la sala policial del Hospital Piloto por orden del juez de Instrucción de la 1ª nominación, doctor Juan Cantoia, el 16 de octubre de 1976" e inhumados como "NN masculino, el cuadro Nº 5, hilera H, fosa Nº 31", dos días después, el día 18 de octubre de 1976.

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