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Sobre mantras y ásanas

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Alejando cada vez más la costa de los incrédulos, hoy el yoga tiene cientos de miles de practicantes. La vasta mayoría de ellos no sueña con deslizarse verticalmente hacia el Raja Sirshásana, esa posición hermosa con la cabeza en el suelo y los pies en el cielo, piernas rectas, brazos en noventa grados en la base. Pero la mayoría ha alcanzado ya las alturas del Sarvágásana: la difícil “vela”.
“Quien mira hacia fuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta”, es la cita de Carl Jung que abre “Bienvenido Yoga”, de Eduardo Caramella. Caramella está considerado en Argentina el non plus ultra, el no va más del yoga. Toda una celebridad. No un gurú, diría él, que hace pocos días presentó su libro en Santiago, pero sí un maestro de yoga antiguo y un reposado conocedor de la historia y la práctica de “la filosofía que conquistó a Occidente”.

En esta hora temblorosa y cargada de estrés, el yoga aparece en el panorama como una zona de salvación y claridad. Venida de lejos en el tiempo y el espacio, es mucho más que una gimnasia, es un sistema de ideas. Harto más que una disciplina corporal para seniors, afirma Caramella, intentado despejar las últimas brumas de los prejuicios (y al fin, todos seremos seniors). En verdad, el yoga llegó para quedarse. Lo que no se sabe, está en este libro. Su sentido. Su historia. Las figuras y los nombres de sus ejercicios milenarios. Si antes fue signo de excentricidad, y hasta de ocultismo, en la floral, pop y hippie década de los 60 desembarcó en Inglaterra y Estados Unidos de la mano de Los Beatles, y llegó a ser uno de los más exóticos emblemas pop, y del flower power, e incluso del mayo de París del ‘68, cuando se sumó a un solo gran instante de imaginación que movió al mundo. Así fue que desembarcaron por los aeropuertos europeos, y coparon el de San Francisco, California, intermitentes caravanas de monjes importados, maestros de yoga y swamis de la India, que propagaron los mantras y los ásanas (ásana significa técnica corporal).

Ahora, la expansión del yoga está sucediendo en todo el mundo, en las grandes empresas. Es toda una tendencia. “Porque el método provoca una inyección diaria de vitalidad, alegría, descontracción, y también de interacción con los demás integrantes del equipo de trabajo”. Para que el trabajo rinda (ni modo), inspire, y “deje de ser un sufrimiento de ocho o más horas”, agrega Caramella, haciendo un abdominal en la portada.

BIENVENIDO YOGA
Todo sobre la filosofía que conquistó a Occidente
Edgardo Caramella
Grijalbo
Buenos Aires, Argentina

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