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El astrofísico Jesús Galindo Trejo expone en el Museo Elder las características principales de la Astronomía en el México Prehispánico

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Esta conferencia se enmarca en el ciclo Astronomía y Civilizaciones, que forma parte del programa Septenio que promueve el Gobierno de Canarias con el objetivo de respaldar la cultura, la ciencia y la innovación como sectores estratégicos. Coincidiendo con la celebración del Año Internacional de la Astronomía, la programación del Septenio para 2009 se centra en este tema como eje central de todas sus actividadesJesús Galindo Trejo, experto del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM y astrofísico, ofreció el pasado viernes, 11 de septiembre, una conferencia en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria, en el marco del ciclo Astronomía y Civilizaciones que organiza el centro adscrito a la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias. La conferencia versó sobre Astronomía y Calendario en el México Prehispánico: una tradición milenaria de trascendencia civilizadora.Este ciclo forma parte del programa Septenio que promueve el Gobierno de Canarias con el objetivo de respaldar la cultura, la ciencia y la innovación como sectores estratégicos. Coincidiendo con la celebración del Año Internacional de la Astronomía, la programación del septenio para 2009 se centra en este tema como eje central de todas sus actividades.Galindo Trejo explicó que "hace muchos miles de años, el hombre que vivía en el actual territorio de México, al observar su entorno en una noche estrellada, pudo percibir que la bóveda celeste se comportaba con una admirable regularidad. Esta periodicidad celeste inspiró al ingenio humano para poder determinar correlaciones entre dichos fenómenos y el desarrollo de la vida en la Tierra". Según indicó, "los ciclos de la vida vegetal y animal son regidos en forma determinante por las condiciones derivadas del flujo de radiación proveniente del Sol y de la atracción gravitacional de la Luna. La necesidad de comprender los complicados mecanismos de interacción entre la vida y esa influencia cósmica, hizo que el hombre mesoamericano elaborara una cosmovisión que pretendía explicar a la Naturaleza como una unidad inseparable que tomaba en cuenta tanto el ámbito terrestre como el celeste".El experto, que ofreció su conferencia en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria, aseguró que, de esta forma, "se tenían deidades que actuaban en la Tierra y que tenían manifestaciones en el cielo. El afán de congraciarse con esas deidades lejanas estimuló el acrecentamiento del conocimiento del cielo, a través de muchas generaciones, los observadores del firmamento lograron determinar con apreciable exactitud muchos de los ciclos astronómicos y las características del movimiento aparente de numerosos objetos celestes".Esta información, afirmó, "resultó muy valiosa para generar un esquema teórico para describir el transcurrir del tiempo, fue el momento de la invención del calendario mesoamericano. Sin él no podría haberse organizado la sociedad con sus múltiples actividades de orden religioso, administrativo, agrícola y bélico. Considerando que un calendario es en esencia un modelo humano que intenta describir los ciclos de observación de algún objeto celeste y que para el hombre mesoamericano el cielo correspondía a la esfera de acción de los dioses, el carácter sagrado del sistema calendárico parece obvio".Además, en el transcurso de su exposición, Galindo Trejo manifestó que "el origen de la Astronomía prehispánica se pierde en el lejano pasado, sin embargo, probablemente los olmecas en el sureste mesoamericano, hacia el 1500 A.C., iniciaron el desarrollo de un sistema jeroglífico junto con otro numérico vigesimal que facilitó el registro de períodos celestes. El calendario pudo entonces ser expresado gráficamente y surgieron las primeras fechas. Curiosamente, la fecha mesoamericana más antigua halladas hasta ahora proviene de la cultura zapoteca en Monte Albán, Oaxaca. Se trata de la llamada Estela 12 que representa al año 594 a.C".A medida que la observación sistemática del cielo se iba perfeccionando, apareció la práctica de orientación que parece ser propia de Mesoamérica, apuntó el especialista. "Se trata de la orientación calendárico, astronómica que parte de reconocer la importancia de ciertas posiciones singulares del Sol, como sus solsticios, para usarlos como pivotes para realizar cuentas de períodos de días expresadas por números que definen las propiedades de ese calendario". Según explicó, "encontramos que muchas estructuras arquitectónicas mesoamericanas y algunas trazas urbanas están orientadas, no a direcciones, sino estrictamente a momentos particulares, a fechas que dividen el año solar de 365 días en una proporción determinada por aquellos números. Ciertamente, el Sol a través de una salida o un ocaso proporciona el escenario espectacular para señalar que esas fechas han llegado".

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