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Próxima beatificación de tres españoles; Pío XII y Juan Pablo II, venerables

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Benedicto XVI ha abierto hoy las puertas a la beatificación de tres españoles: José Tous y Soler, sacerdote; Leopoldo de Alpandeire, laico; y Manuel Lozano Garrido (Lolo), laico. Igualmente reconoce el martirio (en 1984) del sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, confirmando su próxima beatificación. Paso decisivo en este itinerario ha sido también el reconocimiento de las virtudes heroicas de los sumos pontífices Pío XII y Juan Pablo II, de forma que el Papa Joseph Ratzinger los declara venerables.

Al recibir en audiencia privada a monseñor Angelo Amato –prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos-, Benedicto XVI ha autorizado la promulgación de 20 decretos.

Cinco se refieren al reconocimiento de milagros atribuidos a otros tantos beatos, de forma que en fechas próximas serán canonizados por el Papa. Se trata de Stanislao Soltys (llamado Kazimierczyk) (1433-1498) –sacerdote profeso de la Orden de los canónigos regulares lateranenses-; Andrea Bessette (Alfredo) (1845-1937) –canadiense, religioso profeso de la Congregación de la Santa Cruz-; María de la Cruz MacKillop (María Elena) (1842-1909) –australiana, fundadora de la Congregación de las religiosas de San José del Sagrado Corazón-; Giuglia Salzano (1846-1929) –italiana, fundadora de la Congregación de las religiosas catequistas del Sagrado Corazón de Jesús-; y Battista de Varano (Camilla) (1458-1524) –italiana, monja profesa de la Orden de Santa Clara y fundadora del monasterio de Santa Clara en Camerino-.

Seis decretos permiten la beatificación de otros tantos venerables siervos de Dios. Cinco se refieren a la aprobación del milagro que permite su inscripción en el catálogo de beatos.

Se trata de José Tous y Soler (1811-1871) –español, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las hermanas capuchinas de la Madre del Divino Pastor-; Leopoldo de Alpandeire Sánchez Márquez (Francisco) (1866-1956) –español, laico profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos-; Manuel Lozano Garrido (Lolo) (1920-1971) –español, laico-; Teresa Manganiello (1849-1876) –italiana, laica, terciaria franciscana-; y Chiara Badano (1971-1990) –italiana, laica-. El decreto restante se refiere al martirio del sacerdote diocesano Jerzy Popieluszko (1947-1984), asesinado en odio a la fe cerca de Wloclawek (Polonia).

Finalmente diez decretos reconocen la heroicidad de las virtudes de otros tantos siervos de Dios, de forma que reciben el título de venerables.

Dos fueron sumos pontífices: nacido en la ciudad de Roma, Pío XII (Eugenio Pacelli) (1876-1958); y originario de Wadowice Juan Pablo II (Karol Wojtyla) (1920-2005).

Se añaden a la lista de venerables Giacomo Illirico de Bitetto (1400-1496) –laico profeso de la Orden de los Frailes Menores; nacido en Dalmacia; fallecido en Italia-; Luigi Brisson (1817-1908) –francés, sacerdote y fundador de los Oblatos y Oblatas de San Francisco de Sales-; Giuseppe Quadrio (1921-1963) –italiano, sacerdote profeso de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco-; Mary Ward (1585-1645) –inglesa, fundadora del Instituto de las hermanas de María Virgen, hoy Congregación de Jesús-; Antonia María Verna (1773-1838) –italiana, fundadora del Instituto de las hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción, llamadas «de Ivrea»-; Maria Chiara Serafina di Gesù Farolfi (Francesca) (1853-1917) –fundadora de las hermanas clarisas franciscanas misioneras del Santísimo Sacramento-; Enrica Alfieri (Maria Angela) (1891-1951) –italiana, religiosa profesa de la Congregación de las hermanas de la caridad de santa Giovanna Antida Thouret-; y Giunio Tinarelli (1912-1956) –italiano, laico, socio de la Pia Unione Primaria “Silenziosi Operai della Croce”-.

Ante los miembros del dicasterio para las Causas de los Santos –recibidos a mediodía-, Benedicto XVI ha recordado que «las principales etapas del reconocimiento de la santidad por parte de la Iglesia, o sea, la beatificación y la canonización, están unidas entre sí por un vínculo de gran coherencia.

A estas se añaden, como indispensable fase preparatoria, la declaración de la heroicidad de las virtudes o del martirio de un Siervo de Dios y la comprobación de algún don extraordinario, el milagro, que el Señor concede por intercesión de un siervo suyo fiel».

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