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Salud: ¡Olvídate del estrés laboral!

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Cambiar de posición dentro de la empresa suele ir acompañado de grandes dosis de ansiedad, cansancio y falta de sueño

Una reunión que se cancela, otra que se adelanta, fotocopias, informes, carreras... La vida en la oficina es, y puede ser, una auténtica fuente de estrés, especialmente a medida que escalamos posiciones dentro de la pirámide de la empresa, o nos establecemos por nuestra cuenta haciendo de nuestro lugar de trabajo un cúmulo infinito de responsabilidades. Facturas, contratos, reajustes, supervisores, sueldos, expectativas... Malabarismos con la calculadora, el ordenador o los proveedores, que pueden socavar nuestro estado de ánimo si no nos andamos con ojo.

Los síntomas: aunque lo más importante es que consultes con un médico si comienzas a acusar el agotamiento, o sencillamente tienes la sensación de que tu trabajo 'puede' contigo, los síntomas del estrés suelen ser evidentes. Fatiga, dificultad para conciliar el sueño, desórdenes gástricos, irritabilidad, falta de concentración... son sólo algunas de las manifestaciones 'somáticas' que sufrimos debido al temido estrés laboral. Si es tu caso, tranquilo: lo más probable es que aún estés a tiempo de incorporar pequeñas medidas dentro de tu rutina diaria, que te ayuden a sortear la sensación de hastío o ansiedad provocadas por un empleo demasiado absorbente.

Lo más importante: muévete. Haz algo de ejercicio diario, apúntate al gimnasio, sal a correr... No sólo te ayudará a despejar la mente, sino que el cansancio físico te ayudará a conciliar el sueño con más facilidad, y te será mas fácil enfrentarte a la jornada laboral cada mañana.

Prueba con el yoga. Una o dos veces a la semana serán más que suficientes para que en poco tiempo aprendas a respirar correctamente: controlar la respiración ayuda a manejar las situaciones de mayor ansiedad sin necesidad de medicamentos. Las técnicas naturales de relajación son otra de las claves para dormir a pierna suelta por las noches, sea lo que sea lo que ocupe tu mente durante el día.

Date un respiro de vez en cuando. No, no nos referimos al clásico 'paréntesis' de salir a fumar. El tabaco no mata la ansiedad (aunque el componente adictivo de la nicotina te haga creer que si): el aire fresco, desconectar del entorno o disfrutar de unos minutos a solas de vez en cuando entre informe e informe, te ayudarán a controlar y calmar los nervios.

Respeta tus límites. El trabajo es importante, pero la vida familiar lo es más.

Evita el estrés innecesario. Si tienes tendencia, por ejemplo, a llegar tarde, modifica tus hábitos y procura organizar tu rutina de otra manera para que no interfiera con tu trabajo. Atascos, desayunos que se alargan, llevar a los niños al cole... ¡Planifícate!

Controla el desorden. Una mesa 'patas arriba' resulta mucho más irritante que una perfectamente ordenada. Evita las pilas de papeles y los bolis que no pintan, y pásate a la agenda y los post-it que te ayuden a mantener las ideas cerca de una manera ordenada. Aprenderás a mantener la concentración, y a priorizar tus tareas sin agobios.

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