Ultimas noticias:




Las leyes de la naturaleza

|

EL HOMBRE vive en constante lucha por dominar la naturaleza, en unos casos, o adaptarnos con las mejores tecnologías, en otros, lo que nos permiten sobrevivir en lugares para los que la naturaleza humana no estaba preparada. Hemos domesticado numerosos puntos del planeta, e incluso hemos logrado alejarnos del suelo del planeta Tierra en la aventura espacial.

El hombre ha cambiado la distribución "natural" de las plantas y los animales con importantes resultados en las mejoras económicas y sociales de la Humanidad, de tal manera, que plantas y especies animales que estaban localizadas en una parte del planeta, ahora son universales. Los casos del vacuno equino, maíz o papas, son ejemplos de la deslocalización de numerosas especies, sólo en los últimos 500 años, no digamos cuando se deslocalizó el trigo y la cebada.

En los años cuarenta del pasado siglo, los montes de las islas estaban altamente desforestados, la economía insular carecía de recursos para importar madera y los responsables de la política forestal entendieron que había que plantar árboles de crecimiento rápido para producir madera y también revegetar nuestras cumbres. Esto significaba puestos de trabajo ante la situación social que se vivía.

En este marco político y económico, se introdujeron los pinos radiata, o pinos insignes en los montes de Tenerife, plantados básicamente en el Norte de la Isla (desde Teno a El Rosario). Estos pinos ocuparon una importante superficie y posiblemente se plantaron más de cinco millones de árboles. Gran parte de los mismos estaban en territorios que había ocupado antaño el monteverde y el resto en territorio propio del pino canario y, en muchos casos, cortaron los montes propios para sustituirlos por las especies introducidas.

En este nuevo marco forestal, se crea en la Isla una actividad industrial relacionada con la madera, con nuevos aserraderos. La economía creada en el entorno forestal, junto con los cambios en la economía y la pérdida de las expectativas creadas con el pino radiata, frenan las plantaciones de pinos y comenzamos con un planteamiento de naturalizar nuestros montes, entendiendo el papel que los mismos juegan como valor ambiental, alejándonos del productivismo de las décadas de los años cuarenta y cincuenta.

La naturaleza nos da la última lección, no sólo su fragilidad ante los incendios forestales, a los que los pinos californianos no resisten, sino también a las que tenemos que añadir los efectos del viento, siendo, sin lugar a dudas, el factor más contundente contra los pinos introducidos, que habían marginado las variedades locales.

El Cabildo ha actuado desde el comienzo asumiendo responsabilidades en materia de medio ambiente en la erradicación de dichas especies porque entendíamos que eran frágiles ambientalmente ante los incendios. Y más cuando se habían plantado en las zonas de monteverde, ya que lo propio era reponer especies menos frágiles para el fuego y también más útiles en el medio rural. Por otra parte, cuando ocupaban suelos fuera de las áreas de influencia del mar de nubes del alisio, entendemos que el pino canario tiene más capacidad de adaptación y es en este marco en el que hemos sustituido más del 50% de los pinos introducidos por pinos autóctonos.

Estos surcos en el papel también pretenden hacernos reflexionar sobre lo que hemos hecho bien aquellos que hemos sufrido numerosas críticas por supuestos defensores de la naturaleza que ahora han de reconocer que se han equivocado, puesto que hemos recibido un trato poco cariñoso, por la actuación en los montes de Tenerife. No en vano, cuando don José María Galeán (q.e.p.d.) comenzó con talas en la montaña de Cerro de Tacoronte nos dijeron de todo: que lo hacíamos porque habíamos mercantilizado la naturaleza, que los cortábamos porque éramos xenófobos o porque los pinos eran franquistas y disparates por el estilo. Hoy, la naturaleza nos ha dado la razón, aunque esto no sea motivo de alegría para nosotros.

El pasado viernes 26 de febrero por la noche, el temporal de viento o vendaval puso las cosas en su sitio, bien sea porque el tronco del pino radiata sea más rígido que el canario, o bien por otras tantas causas para los estudiosos del tema. A la Isla nos deja un problema: un amplio calvero entre Chanajiga y Chimoche al que tendremos que dedicar un importante esfuerzo económico y ambiental para limpiar ahora y reforestar después. Por lo tanto, debemos aprovechar esta limpieza o selección natural -que diría Charles Darwin- para seguir con nuestra labor, plantando monteverde en las zonas de las medianías y pinos canarios por encima de los 1.500 metros, para tener nuestros montes en las mejores condiciones posibles.

La naturaleza es sabia y nos da, una vez más, una lección de lo poco que sabemos sobre la misma y como nuestros pinos -los canarios- no sólo son capaces de ocupar malpaíses casi calientes del volcán de Arafo y de sobrevivir a los incendios forestales, sino también de mantenerse en pie ante fenómenos adversos como el "Delta" y el "Xynthia".

0 comentarios:

Publicar un comentario

Las opiniones escritas por los lectores de este blog serán de su entera responsabilidad. No se admitiran insultos ni ofensas, ni publicidad o enlaces a otros blogs, de lo contrario se podrán eliminar sin previo aviso.

 

©2009 El buscador de noticias | Template Blue by TNBPolítica de Privacidad