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Dormir más de nueve horas puede ser un indicador de mala salud

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CRISTINA GARRIDO | MADRID
Dormir poco por la noche no sólo nos asegura unas antiestéticas ojeras a la mañana siguiente y una sensación de cansancio que nos acompañará todo el día, sino que aumenta las posibilidades de morir de forma prematura. Así lo asegura un estudio de la Universidad de Warwick, en colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad Federico II de Nápoles (Italia).


La investigación encontró que aquellos que dormían menos de seis horas cada noche tenían un 12 por ciento más de probabilidades de morir prematuramente que los que descansaban entre 6 y 8 horas, el tiempo recomendado por los expertos.

Pero que no canten victoria las «marmotas» a las que hay que sacar de la cama con una espátula porque el mismo estudio, publicado en la revista especializada «Sleep», ha descubierto que dormir demasiado cada noche (más de nueve horas) puede ser el primer síntoma de alguna enfermedad que aún no haya dado la cara.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores revisaron 16 estudios prospectivos del Reino Unido, EE.UU., Europa y países de Asia oriental. Además, se realizó un seguimiento durante 25 años a más de un millón de participantes, con más de 100.000 muertes contabilizadas. Se encontró una evidencia inequívoca de la relación directa entre la duración del sueño y una mayor probabilidad de morir prematuramente, en comparación con los que dormían una media de entre 6 y 8 horas cada la noche.
Dormimos poco«El sueño corto puede contribuir a una mala salud, mientras que el sueño largo representa más un indicador de mala salud», asegura el profesor Francesco Cappuccio, director del programa del Sueño, Salud y Sociedad de la Universidad de Warwick, que advierte que la sociedad moderna «ha experimentado una reducción gradual de la cantidad media de horas de sueño, especialmente en el caso de los trabajadores a tiempo completo». Pero, a largo plazo, el deterioro de nuestro estado de salud suele ir acompañado de una extensión de nuestro tiempo durmiendo.
«La duración del sueño debe ser considerado un factor de riesgo adicional, influenciado por el medio ambiente y, posiblemente, susceptible de cambio a través de la educación y orientación, así como a través de medidas de salud pública destinadas a modificaciones favorables de los ambientes físicos y de trabajo», afirma el profesor Cappuccio.

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