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El Supremo pone a Camps contra las cuerdas al reabrir el caso de los trajes

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J. E. MUNERA Sin concesiones y por unanimidad, el Tribunal Supremo asestó ayer un durísimo golpe al presidente de la Generalitat al ordenar la reapertura de la causa judicial por el regalo de trajes y otros obsequios por parte de la trama Gürtel a Francisco Camps y varios altos cargos del PP. Los cinco miembros de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal aceptaron los recursos de la Fiscalía Anticorrupción y de los socialistas valencianos y dejaron sin efecto el archivo del caso acordado en agosto de 2009 por el TSJ de la Comunidad (TSJCV). Ahora, la causa contra Camps, el ex vicepresidente Víctor Campos, el ex secretario Ricardo Costa y Rafael Betoret vuelve a manos del juez instructor del TSJCV, José Flors, "para que continúe su tramitación en la forma legalmente procedente".
Si la nueva instrucción concluye que los encausados incurrieron en el delito de cohecho pasivo impropio por aceptar dádivas de empresas que firmaron contratos con la Generalitat por más de 7,2 millones de euros, Camps se convertiría en el primer presidente de la Comunidad que se sienta en el banquillo de los acusados frente a un jurado popular. Con este panorama, el futuro político del jefe del Consell es más incierto que nunca. Frente a una nueva adhesión de su entorno más inmediato en la junta directiva regional del partido, ayer se encontró con el elocuente silencio público de Rajoy, el alejamiento definitivo de Ripoll y las peticiones generalizadas de dimisión desde la oposición. Sin embargo, Camps sorprendió a media tarde con una intervención en la sede regional del PP en la que elevó el tono para negar todas las acusaciones y confirmar que tiene intención de seguir al frente del partido y de la Generalitat "sin miedos ni complejos y con toda la ilusión".
Un año después de que el presidente de la Generalitat comenzara a declarar ante el TSJ de Valencia por su implicación en el caso Gürtel, el Supremo notificó la reapertura del caso poco antes de las 14 horas de ayer. La resolución, que causó gran conmoción en el Palau de la Generalitat y en todas las instancias del PP, asume uno de los motivos de infracción de ley alegados por la Fiscalía y el PSPV sobre la incorrecta interpretación que hizo el TSJCV de la infracción penal del cohecho impropio.
Consumada nuevamente la imputación del también presidente regional del PP, Rajoy abandonó el Congreso de los Diputados sin hacer ningún comentario y delegó las valoraciones en su vicesecretario, Esteban González Pons, que declaró en primera instancia que Camps "sigue sin estar imputado" y que la dirección nacional da todo su apoyo al partido en la Comunidad. Una formación que ayer ahondó su división interna con la decisión de la ejecutiva de Alicante que preside José Joaquín Ripoll de dar plantón a la junta directiva regional convocada de urgencia para cerrar filas en torno al presidente del Consell.
Y mientras arreciaban las peticiones de dimisión y de disolución anticipada de las Cortes Valencianas desde todas las filas de la oposición, Camps ultimaba su estrategia de resistencia en otra jornada sin agenda pública oficial. El primero de los suyos en comparecer fue el portavoz parlamentario y conseller Rafael Blasco, que ya había anticipado que "no pasaría nada" tras la resolución del Supremo y ayer manifestó su "convicción" de que la causa de los trajes será nuevamente archivada por el TSJ de Valencia. Hombre clave en esta estrategia, Blasco preparó el terreno para la junta directiva regional, convocada a las 18 horas, a la que Camps llegó acompañado de la alcaldesa de Valencia y entre los aplausos de sus correligionarios y algunos gritos de "¡dimisión!" coreados por la treintena de miembros de la plataforma contra la corrupción que se concentraron a las puertas de la sede regional.

"No tengo ningún miedo"
Mientras en muchos medios políticos se hacían quinielas sobre la posible dimisión del presidente de la Generalitat, Camps se presentó ante los suyos en la junta directiva como la víctima de una campaña "para derrocar a un gobierno democrático" y despejó cualquier duda sobre su intención de continuar al frente del partido y del Consell. Tanto se creció, que confirmó que será el candidato en las elecciones de 2011 y anunció la puesta en marcha este mismo mes del comité de campaña electoral, así como "un gran acto" el día 26 para conmemorar el tercer aniversario de la última victoria.
También aseguró contar con el "apoyo incondicional" de Rajoy -"he hablado con él hace dos horas"-, no descartó la convocatoria anticipada de elecciones y negó haber cometido irregularidad alguna en relación con los regalos que se le imputan, con la financiación ilegal del PP regional y con los contratos adjudicados a las empresas de la trama de Correa. "No me preocupa nada; no tengo ningún miedo", enfatizó.
Pese a invocar el respaldo de Rajoy, a la junta directiva sólo acudió un miembro del cuartel general de Génova: el diputado Federico Trillo, tradicionalmente próximo a Camps. En la sede nacional del PP, donde se ha barajado la conveniencia de una renuncia del jefe del Consell y cunde la preocupación por la fractura con Ripoll, se abre ahora un compás de espera para comprobar si Camps es capaz de resistir la fuerte presión mediática y política que se le avecina.

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