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Cuernavaca Ya huele a Cempasúchitl *Inicia novenario de los "matados" o accidentados

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Cuernavaca, Morelos.- Este año, San Lucas, santo patrono de los "matados" o mejor dicho de aquellos que murieron trágicamente tendrá mucho trabajo pues al iniciar su novenario de "Día de Muertos", simplemente de la ciudad de Cuernavaca la lista es grande y muchos de ellos fueron victimas del crimen organizado. Se les recordará con un novenario para tener su ofrenda especial el día 28 del presente mes.

En pocas palabras ya huele a incienso y cempasúchil, lo que anuncia se acerca la festividad de "los muertitos" y aquí en México, dos de las celebraciones populares más importantes son las de "Todos los Santos" y "Fíeles Difuntos", siendo producto de dos tradiciones culturales: la hispana y la indígena. Ambas coinciden con el fin del ciclo agrícola de muchos productos, entre ellos el maíz de temporal y la calabaza.

El "día de muertos" es el tiempo en que las almas de los parientes fallecidos regresan a la casa a convivir con sus familiares vivos. El calendario católico marca el día lo. de noviembre como dedicada a todos los santos, y el día 2 a los fíeles difuntos, pero la tradición popular da otras fechas en que se celebra; el 28 de octubre como día de los muertos o matados en accidentes; el día 30 para las personas que murieron sin ser bautizadas, el lo. de noviembre a los niños que murieron sin ser bautizados y el día 2 a los muertos adultos.

De la ciudad de Cuernavaca, el pueblo de Ocotepec es el lugar donde estas tradiciones del "Día de Muertos" se encuentra bien arraigada. Se trata de una de las cuatro fiestas más importantes de Ocotepec, junto con Navidad, la representación de la Pasión de Cristo y el Corpus Cristi. Además, su cercanía con la capital morelense ha favorecido la visita de turistas y lugareños, a tal grado, que esta celebración es la más concurrida de las 30 que se realizan en el estado.

A la salida de Cuernavaca, lo primero que se observa es el cementerio de Ocotepec. Se trata de un buen ejemplo de arquitectura funeraria mexicana: sus innumerables casitas, iglesias y catedrales, decoradas en colores llamativos, confirman su creencia en la continuidad de la vida después de la muerte. El cementerio es precisamente el lugar donde inician los preparativos para la celebración pues, diez días antes del 2 de noviembre, familias enteras comienzan a arreglar sus tumbas, las pintan y las redecoran.

Otra tradición en Ocotepec, consiste en levantar ofrendas en honor a quienes fallecieron durante el año; a estos altares también se les conoce como "Ofrendas Nuevas". Éstas se montan sobre una mesa y se recrea el cuerpo del difunto, al cual se le viste con ropa nueva, huaraches y sombrero o rebozo; a la altura de la cabeza se colocan las tradicionales calaveras de azúcar.

Una vez vestido, el cuerpo se rodea de las bebidas y los platillos que fueron los favoritos del difunto. En el caso de los altares de los niños se incluyen juguetes y golosinas.

Los elementos tradicionales de una ofrenda son: el pan, el cual es elaborado con productos de la Tierra; el agua, considerada la fuente de la vida y por la que lucha el espíritu en contra de la muerte, además de que sirve para calmar la sed durante el camino; el fuego, el cual purifica y llega a los muertos por medio de las velas del altar; y el viento que da movimiento al papel picado del altar, alegrando así el espíritu.

Rodolfo Romero

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