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China se compromete a comprar 6.000 millones de deuda española

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Li Keqiang, viceprimer ministro chino y firme aspirante a convertirse en 2013 en jefe del Gobierno de la segunda potencia economía del mundo, fue recibido ayer como un nuevo mister Marshall en Madrid, primera escala de una gira europea que le llevará también a Reino Unido y Alemania. El Rey -que celebraba su 73 cumpleaños-; el presidente José Luis Rodríguez Zapatero; los ministros de Industria y Asuntos Exteriores, Miguel Sebastián y Trinidad Jiménez; además de la flor y nata del empresariado español agasajaron al mandatario y a su comitiva, de la que forman parte directivos de 40 compañías, después de que el martes lo hiciera la vicepresidenta Elena Salgado.


Li correspondió generosamente a la hospitalidad de sus anfitriones y, en un momento en el que los mercados internacionales miran con lupa a la economía española, dio un fuerte espaldarazo a la solidez de sus finanzas y a su capacidad de recuperación. "He venido a dar un mensaje de la confianza. China confía en que el pueblo español va a superar con éxito la crisis", dijo el viceprimer ministro chino en un desayuno con un centenar de empresarios (entre otros, los presidentes de Repsol y Telefónica, Antonio Brufau y César Alierta). No fue mera retórica. Durante su visita a La Moncloa, Li calificó las medidas adoptadas por Zapatero de "duras pero necesarias y adecuadas" y concretó su propósito de adquirir más deuda pública española -se estima que el Banco Central de China tiene ya cerca del 20% de la que está en manos de inversores extranjeros- "a corto, medio y largo plazo", como adelantó en un artículo publicado en EL PAÍS el pasado lunes.

China, dijo, está dispuesta a comprar tantos bonos españoles como griegos y portugueses juntos; es decir, unos 6.000 millones de euros, según fuentes gubernamentales españolas. Los periodistas no pudieron preguntar a Li, pero sí a su viceministro de Comercio, Gao Hucheng, quien evitó concretar. "La transación se decidirá en función de la fecha, el volumen total de la emisión y su presentación en el mercado primario [emisiones del Tesoro] y secundario [negociada en el mercado]". Fuentes de La Moncloa subrayaron la importancia de que China apueste públicamente por la deuda pública española, sobre todo porque este país (primer banquero del mundo, con más de dos billones de dólares en reservas de divisas) es, como subrayó ayer su viceprimer ministro, "un inversor responsable y a largo plazo" que estará con España "en las alegrías y las penas".

Más allá de la deuda, la visita de Li sirvió para que se firmaran 16 acuerdos comerciales por un monto total de 7.500 millones de dólares (unos 5.600 millones de euros), según reveló la agencia oficial china. Los acuerdos abarcan sectores tan diversos como las energías limpias (Li visitó el centro de control de energías renovables de Red Eléctirca de España) los sistemas de control de tráfico aéreo; y la exportación de aceite, vino y jamón ibérico. Aunque estos últimos parezcan anecdóticos, el colosal mercado chino (con 1.300 millones de habitantes) es suficiente para consumir toda la producción anual española.

Sin embargo, para compensar el enorme desequilibrio comercial entre los dos países se confía más en el incremento del turismo: el Ministerio de Industria ha lanzado un plan para que los 90.000 turistas chinos que visitaron España en 2009 se conviertan en 300.000 en 2012 y en un millón en 2020. "¿Por qué no dos millones?", le espetó Li a una sorprendida Trinidad Jiménez. Para lograrlo, hará falta agilizar la concesión de visados, ampliar los vuelos directos y adaptar la oferta. "No es fácil ver a un turista chino en una playa", admite un mayorista.

La otra gran apuesta estratégica es la cooperación en Latinoamérica. La visita de Li ha servido de marco para rubricar el contrato por el que la petrolera Sinopec adquiere el 40% de la filial brasileña de Repsol -que por sí solo supone 5.400 millones-, así como un acuerdo de cooperación en América Latina entre el BBVA y el Banco de Desarrollo de China. El gigante asiático es ya el primer socio comercial de Chile, Perú o Argentina, pero adolece de falta de experiencia en la región y colaborar con España puede resultarle provechoso para ambos países.

Li reiteró ayer que España es "el mejor amigo de China en la Unión Europea"; un título del que el Gobierno español se ha hecho acreedor defendiendo, hasta ahora sin éxito, el levantamiento del embargo de armas a Pekín; o dejando a un lado asuntos espinosos como el respeto a los derechos humanos. "Este tema no es objeto de diálogo bilateral, sino [que se trata] en el marco de la UE", insistieron fuentes diplomáticas, ante las críticas de Amnistía Internacional.

España fue de los últimos países en pedir la excarcelación del disidente Li Xiaobo, flamante Nobel de la Paz, y se escudó en la UE para enviar a su embajador a la ceremonia de concesión del premio, sin molestar a Pekín.
AMANDA MARS / MIGUEL GONZÁLEZ - Madrid
www.elpais.com/

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