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Nadal iguala un récord de leyenda empata a seis títulos con Borg foto

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El mallorquín derrota a Federer por cuarta vez en la final de París y empata a seis títulos con Borg - El campeón de Manacor conserva el número uno tras conquistar su décimo torneo de Grand Slam

­Después de la amenaza de tormenta, que se quedó en una interrupción de diez minutos, se iluminó el día en el momento justo. Apareció el sol cuando a las siete de la tarde Nadal se disponía a servir para conquistar su sexto título de Roland Garros, después de tres horas y 40 minutos de dura lucha ante un Roger Federer que, como siempre ante el mallorquín, falló en los momentos clave, en los que hay que dar un paso adelante y avisar a tu rival que no estás para tonterías. Que vas a por el partido.
Se hizo definitivamente la luz para Nadal, que tras pasar por más de un momento complicado, se impuso por 7/5, 7/6(3), 5/7 y 6/1.
No pasará a la historia el sexto título en París de Nadal por la excelencia de su juego. Hasta los cuartos de final frente a Soderling no se vio al auténtico campeón que es. No encontraba su sitio, precisamente donde mejor se siente, donde ha ganado en 44 de los 45 partidos que ha disputado aquí. Pero todo pasa a un segundo plano. El sexto título borra los malos momentos, que los ha habido, de Nadal.
Ayer dio otro paso más, y no uno cualquiera, para entrar en la leyenda del tenis. Dice Manolo Santana, santo y seña de tantas cosas en este deporte, que Nadal ganará los torneos de Grand Slam que se proponga. Y el ya hexacampeón no para de darle la razón. Ayer, a sus 25 años recién cumplidos, sumó el décimo e iguala a Bill Tilden, un tenista legendario de comiezos de siglo, y se coloca entre los que más grandes coleccionan de la historia. Además, igualó el registro de seis victorias de Bjorn Borg aquí, récord absoluto desde hace treinta años. El reto está ahora en el séptimo.
Si no lo era ya, Nadal es la auténtica bestia negra de Federer. El suizo tiene motivos de sobra para ponerse a temblar cada vez que ve al mallorquín al otro lado de la pista. Con la de ayer sucumbió el suizo por decimoséptima vez de las veinticinco que se han enfrentado, y cayó por sexta ocasión en las ocho finales grandes que han disputado entre ellos, la cuarta en París. El helvético, que disputaba su vigésimotercera final de un Grand Slam, solo había cedido un set hasta la final, y con el conseguido ayer es el cuarto que le gana a su ilustre rival en las cinco veces que se han enfrentado en la Philip Chatrier. Unos datos que hablan por sí solos de la superioridad del campeón de Manacor sobre el hombre que más títulos grandes posee, dieciséis.

Remontada
El partido empezó con mal pie para Nadal, que vio cómo Federer le rompía el servicio a las primeras de cambio. En un periquete, el suizo se puso 5-2 gracias a un servicio espectacular. Conservó el servicio en el octavo juego tras superar una pelota de set. Se vio tan en el alambre, notó tan cerca el peligro de ceder la primera manga, que puso su habitual quinta marcha. De pasar a una pelota del 6/2, el marcador reflejaba empate a cinco. Y en el undécimo juego volvió a romper el servicio de Federer.
La deportividad entre ambos es un ejemplo para el deporte. No es de cara a la galería. Ambos lo demostraron. En el undécimo juego de este primer set, y con 30-40 a favor de Nadal, éste dio por buena una pelota dudosa que el juez de línea había dado por mala. Se ganó el aplauso del público. En cualquier caso, se hizo con el juego y sentenció en el siguiente con su servicio. Federer se dirigió cabizbajo hacia su silla preguntándose cómo había podido dejar escapar semejante oportunidad.
El festival de Nadal continuaría en los dos primeros juegos del segundo set, prolongando su racha hasta siete consecutivos. Su mínima ventaja en este segundo parcial se evaporó en el octavo juego, cuando perdió su servicio. Equilibró de nuevo la balanza y, cuando estaba a punto de adjudicarse el segundo set, la lluvia hizo su aparición. Iban iguales a 40 y Nadal servía para adjudicarse un set que no se resolvió hasta la muerte súbita, resuelta a favor del manacorí gracias a los muchos errores de su rival.
Todo iba a pedir de boca. Solo un milagro impediría que el sexto título no cayera en el saco. El tercer set se puso en bandeja en el sexto juego, cuando Nadal rompió en blanco el servicio de Federer. Pero al siguiente el suizo le devolvió la moneda en un juego que podría haber decidido prácticamente el partido. Nadal lo volvió a perder en el undécimo juego y el set se lo llevó el suizo.

Es de otra dimensión
Había partido. O eso parecía. Pero Nadal despejó cualquier duda en el cuarto y a la postre último set. Federer volvió a mostrarse generoso en el cuarto juego cuando perdió en blanco su servicio tras ejecutar pésimamente un mate y cometer una doble falta. Al final, 6/1 y sexto título para Nadal, un tenista de otra dimensión, que ganará hasta que él quiera. Borg, otro genio, se cansó de levantar trofeos y lo dejó todo a los 26 años. Nadal lo ha conquistado todo, pero su ambición no tiene límites.

RICARD CABOT. ENVIADO ESPECIAL A PARÍS www.diariodemallorca.es/

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