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Cualquiera puede ser intolerante a la lactosa

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El problema puede presentarse de forma crónica o eventual desde la infancia
La solución no es dejar de beber leche. A la mayor parte de la población, eventualmente, la ingesta de lácteos puede causarle incomodidades estomacales. A otros, predispuestos genéticamente, les afecta siempre. Es lo que se llama "intolerancia a la lactosa" pero es un problema que no se soluciona dejando de consumir lácteos.


La intolerancia a la lactosa se produce por la falta de la enzima lactasa, que ayuda a digerir lácteos o alimentos producidos con lácteos, como postres. Según explicó Mercedes Rodríguez de Marquís, directora médico de Leti Laboratorios, la intolerancia temporal puede ocurrir cuando se detiene el consumo de lácteos por tres o cuatro días o cuando problemas estomacales han arrasado con la flora intestinal. Esto suele solucionarse tras volver a la dieta regular. La intolerancia a la lactosa crónica, sin embargo, está siempre presente pues es de origen genético.

Cuando alguien sufre de intolerancia a la lactosa, padece de síntomas como malestares, distensión abdominal, gases, cólicos y, en los peores casos, diarreas. A veces ni siquiera sabe que es intolerante, pero identifica los síntomas de inmediato. Según Marquís, eso se soluciona ingiriendo la enzima faltante al momento de consumir cualquier clase de lácteos.

Esto lo explicó Marquís a propósito del lanzamiento de BioMilk, un complemento natural con lactasa que debe ingerirse junto o inmediatamente después de consumir lácteos, mientras duren los problemas. Según la doctora, carece de contraindicaciones y, por ser natural, no produce efectos secundarios.

"Algunos bebés nacen con intolerancia a la lactosa. Se detecta porque sus heces son líquidas después de alimentarse. Se les hace un análisis y, de ser necesario, se le prescribe lactosa, que se le coloca en el tetero hasta los 2 o 3 años, cuando su organismo suele comenzar a desarrollar, por si mismo, la enzima", refiere la médico.



Para detectar la intolerancia a la lactosa en adultos, el examen es diferente. Se les hace una prueba de sangre, después de ingerir lactosa, para medir sus niveles de la enzima. Es como el examen de la glicemia, pero midiendo la lactasa.

"Muchas personas, sobre todo ancianos, prefieren dejar de ingerir leche pero esa no es la solución porque el cuerpo requiere del aporte nutricional de la leche, especialmente del calcio para el fortalecimiento de los huesos. Además, al no tomar leche la intolerancia empeora, porque el cuerpo deja de producir la enzima. La solución es ingerir el complemento mientras sea necesario", expresa Marquís, quien asegura que no tiene ninguna contraindicación ni dosis limitadas.

gchiappe@eluniversal.com

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