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Londres abre la exposición más grande de Leonardo da Vinci

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No hay duda de que Leonardo da Vinci fue uno de los grandes genios del Renacimiento, pero también fue un inconstante. Conocido por su amplio conocimiento en anatomía, ingeniería, arquitectura y pintura, tenía también la facilidad de cambiar de intereses, dejando varias obras a medias, que luego debían terminar sus asistentes. En su larga carrera, de hecho, pintó 20 cuadros, de los cuales se conservan sólo 15.


Por eso, cuando en marzo la National Gallery anunció una muestra donde exhibiría nueve pinturas más unos 50 dibujos del artista italiano, de inmediato se convirtió en la más esperada del año. Ayer, cientos de personas se aglomeraron frente a las puertas de la galería londinense que inauguró Leonardo da Vinci, pintor en la corte de Milán, la muestra más completa que se haya realizada nunca del artista, con obras cedidas por importantes instituciones, como el Vaticano, en Roma; la Biblioteca Ambrosiana de Milán, el Museo Hermitage de San Petersburgo y el Louvre, de París.

"Se trata de una experiencia irrepetible. Nunca antes se habían visto juntas tantas pinturas de Leonardo. Además, hay que tener en cuenta que todas ellas pertenecen a un mismo período, lo que incrementa su valor", dijo ayer uno de los curadores de la muestra, Arturo Galansino. "En esa etapa revolucionó la pintura desde el punto de vista de la representación de las emociones, de la óptica y del interior del alma", agregó.

La muestra, abierta hasta el 5 de febrero, reúne las obras realizadas por Da Vinci entre 1480 y 1490, uno de sus períodos más fértiles, cuando se convirtió en pintor oficial de la corte del duque Ludovico Sforza, en Milán. Hasta entonces, el artista había sido apoyado por el mecenas florentino Lorenzo de Médici, quien lo envió bajo las órdenes del llamado "el Moro", en parte como maniobra para que el pintor lo ayudase a mantener buenas relaciones con quien consideraba su rival político. Da Vinci, por su parte, se sentía sofocado con el trabajo en Florencia y frustrado por no haber sido elegido por el Papa Sixto IV entre los artistas que pintarían la Capilla Sixtina.

A los pocos años, Leonardo tendría su primer conflicto. Contratado por la Cofradía de la Inmaculada Concepción, el artista pintó un retablo bautizado La Virgen de las Rocas, por el cual pedía 1.200 liras, precio que fue rechazado. Hay teorías que dicen que durante el pleito Da Vinci vendió la obra original a un cliente privado y sería la que hoy pertenece a la colección del Louvre. Otro autor, asesorado por Da Vinci, habría pintado una copia, que está en posesión de la National Gallery y que fue restaurada este año. Por primera vez, ambas versiones se juntan en una exposición que simboliza la cooperación histórica entre dos instituciones europeas.

La muestra incluye las obras Salvator Mundi y La bella principessa, ambas recién atribuidas al artista, luego de años de investigaciones. Destacan, además, La dama del armiño, considerado el primer retrato moderno, por la inédita torsión del cuerpo y la expresión del rostro, que intentan transmitir la sicología de la modelo; una copia de La última cena, cedida por la Real Academia de Londres, y más de 50 dibujos nunca antes exhibidos, propiedad de la reina y redescubiertos en 1778.
/diario.latercera.com

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