A partir de ahora reconocerán como "profesiones oficiales" las de adivino, astrólogo y "practicantes asimilados". Se intenta que paguen impuestos por las actividades que realizan, una forma particular de afrontar la crisis.
El gobierno de Rumania anunció la semana pasada que a partir de ahora serán reconocidas como "profesiones oficiales" la de adivino, bruja, vidente y toda actividad similar. La medida no responde a ninguna revelación o nueva creencia, sino más bien a la necesidad de hacerle frente a la crisis.
El anuncio fue publicado mediante boletín oficial del Poder Ejecutivo, el cual especifica que estos "nuevos oficios" serán incluídos dentro de la categoría de "servicios personales", junto a los profesores de autoescuela, embalsamadores o criados.
De este modo, el gobierno busca que estas personas aporten a la economía pagando impuestos por los ingresos que obtienen con sus actividades. La pregunta es, a partir de ahora ¿tendrán que emitir factura por sus servicios? Y esa factura, eventualmente ¿servirá para reclamar un servicio mal prestado?, se pregunta el informe del diario Clarín.
La nueva legislación entró en vigencia a partir del 1 de enero de 2011. A pesar de las críticas y las bromas, el gobierno planea mantenerla con el fin de que todo el mundo pague impuestos. Aunque eso implique otorgar el status de "profesión" a la brujería. Lo cual no es muy distinto de recurrir a la magia para salir de la crisis.
Para recaudar impuestos, el gobierno rumano legitima a las brujas
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