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El INBA atenta contra el art decó

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Las intervenciones a la arquitectura y diseño de la sala principal del Palacio de Bellas Artes, que han sido calificadas de “aberrantes”, “innecesarias” y producto de la “ignorancia”, forman parte de una serie de destrucciones al patrimonio nacional que desde hace una década ha autorizado el Instituto Nacional de Bellas Artes.



Lo afirma el catedrático universitario y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Alberto Pérez-Amador Adam, quien dice que “el Palacio de Bellas Artes se inscribe dentro de una política que ha destruido el patrimonio nacional de los últimos años. Ahí están muchos edificios, y las casas que tiraron en la calle de Regina, es una cosa muy fuerte porque estamos regresando a la época de barbarie de Uruchurtu que destruyó la ciudad”.

Para el arquitecto Carlos Flores Marini, la intervención a Bellas Artes es una de las dos equivocaciones seguidas que ha cometido la Dirección de Arquitectura de Bellas Artes, pues le dio el visto bueno al elevador en medio del Monumento a la Revolución y, a la remodelación de la sala principal del recinto, una obra con resultados “verdaderamente desconcertantes”, dice el especialista en conservación y restauración del patrimonio monumental de México y América Latina.

La intervención -que implicó una inversión superior a los 700 millones de pesos y fue realizada en tres años, tiempo en el que modificaron y redujeron el número de butacas, cancelaron los dos pasillos laterales provocando riesgos para la seguridad, cambiaron la concha acústica e instalaron un equipo de 500 bocinas-, forma parte de un circuito de construcciones art decó en el Centro Histórico que están siendo destruidas o intervenidas.

Las acciones de intervención al recinto que desde el 4 de mayo de 1987, por decreto, fue declarado Monumento Artístico, al igual que los elementos adyacentes: pinturas, esculturas, vitrales y demás componentes adheridos a la construcción, contrastan con el rescate que se está haciendo, de la arquitectura original del edificio de la Lotería Nacional, cuyos trabajos están a punto de concluirse.







Voces en contra

Es tan brutal la intervención a la estética, acústica e isóptica, que el director de orquesta, Fernando Lozano, asegura: “hicieron de un teatro de ópera en serio; de una sala de conciertos hicieron un teatro de burlesque. No sé para qué tipo de artistas, nosotros nunca necesitamos eso para nada”.

El músico, que fue director del INBA de 1976 a 1982, dice que a lo largo de 40 años haciendo ópera, zarzuela, opereta, ballet, conciertos sinfónicos con coro y sin coro, nunca tuvo un problema ni de isóptica ni de acústica.

“Ni tampoco sabe de nadie que se haya quejado. En esos seis años que estuve de director no hubo ningún problema y vinieron cantantes como Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, solistas como Claudio Arrau y violinistas como Henryk Szering. Nadie cuestiono la isóptica y la acústica, entonces no entiendo la necesidad de hacer una transformación que no tiene muy buenos resultados”, señala Lozano.

Pérez-Amador también ha cuestionado con insistencia, a través de cartas de protesta, la inseguridad para los asistentes al Palacio de Bellas Artes, pues dice que se ha convertido en una trampa mortal.

El INBA aceptó hacer una recorrido por el sala principal, junto con la Secretaría de Protección Civil del DF, para revisar las salidas, pasillos y condiciones de seguridad en caso de emergencia. El instituto tiene hasta la primera semana de marzo para presentar su plan con las medidas de seguridad.

Clausurar o echar para atrás

La pregunta al arquitecto Carlos Flores Marini es directa: ¿es reversible la remodelación, se echarían abajo las obras? Asegura que posiblemente sí es, “pero esto es una voluntad política muy peligrosa porque evidentemente Bellas Artes no va a dar su brazo a torcer. Si lo hace, alguien tendría que pagar los platos rotos”.

Lo que se puede hacer, dice, es recomponer esto sin que pierda su funcionalidad; pero va a costar mucho dinero. “Ojalá, en la medida de lo posible, se pudiera regresar la fisonomía de la sala. Es un monumento nacional, así fue concebido. Cuando una obra sustituye a otra y la mejora, se entiende y se acepta, pero en este caso no fue así”.

Pérez-Amador es más radical. Asegura que para quitar los peligros debido a las remodelaciones, se tendría que cerrar la sala y hacer una remodelación que podría llevar hasta dos años. “Hay que echar atrás todo, todo lo que se hizo de la remodelación todo está mal, no hay nada que se pueda salvar de esos 700 millones gastados”.

Tras vivir 20 años en Berlín, Pérez-Amador regresó hace un año a México y encontró “una ciudad destruida y sin leyes. “En otros países las leyes ya se hubieran aplicado, ni siquiera hubiera sucedido, aquí no hay respeto a las leyes, de lo contrario existiría el Centro Histórico, que ya no existe”.

Incluso, dice, Berlín -ciudad que vivió una destrucción total por la Segunda Guerra Mundial- está en mejor estado que México y que allí las cosas se conservan más que en México “que parece que la hubieran bombardeado”.









El expediente para UNESCO

Carlos Flores Marini, quien ha sido director de Arquitectura de Bellas Artes y presidente de ICOMOS México (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, organismo “A” de la UNESCO), asegura que el próximo lunes participará en una reunión que se celebrará en la sede de ICOMOS, encabezada por la presidenta de ese organismo, Olga Orive, con la participación del representante de la UNESCO en México, cuya finalidad es formular un expediente de denuncia que se hará llegar a ese organismo por los daños al Palacio de Bellas Artes.

“Muchos como Louise Noelle (investigadora de la UNAM) dicen que por qué primero no se dialoga antes de emprender una acción; bueno, pues no se dialoga porque, desgraciadamente, la ciudadanía se da cuenta de las cosas cuando ya sucedieron. Aparece este absurdo elevador (en el Monumento a la Revolución), pasa lo de Bellas Artes, y aquí lo cuestionable es que Bellas Artes tiene una dirección de Arquitectura. Los resultados en la sala, verdaderamente, son desconcertantes, van más allá de lo razonable”, dice.

Pero Pérez-Amador afirma que además de esa acción, que llevará planos y documentación de cómo era el recinto antes a la “destrucción”, dijo que los restauradores de Bellas Artes también pondrán una demanda al INBA por “destrucción” de obra de arte.

“Me han dicho que está dañado el plafón de Apolo y las musas; también el telón de cristal y los murales, además de la sala, que es una obra de arte; bueno, era...”, dice.

En el portal de transparencia del INBA se detalla el contrato de “Restauración del vitral plafón luminoso ‘Apolo y las nueve musas’ de la sala de espectáculos del Palacio de Bellas Artes, que fue otorgado a Puls Asociados de México, S.A de C.V por un monto de 4 millones 176 mil pesos, trabajo realizado entre el 28 de abril y el 9 de junio de 2010”.

Pérez-Amador advierte que “el expediente de ICOMOS pondrá en entredicho la política cultural del país”.







En defensa propia

EL UNIVERSAL buscó a la postura del INBA, pero no obtuvo respuesta; sin embargo, ayer, en el homenaje a David Alfaro Siqueiros por el 37 aniversario de su muerte, la titular, Teresa Vicencio reiteró que la Sala Principal del Palacio “es un lugar seguro, que cumple con las reglas de protección civil. Es un lugar con tecnología de punta, cómodo y accesible para los usuarios, y estos tres objetivos se hicieron con absoluto respeto al patrimonio artístico y arquitectónico”.

El 28 de enero, la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes reanudará sus actividades artísticas, tras el receso que inició a finales de diciembre.

Vicencio dijo que las actividades artísticas regresarán al recinto con presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional, operísticas, danza y funciones de la Compañía Nacional de Teatro, entre otras, con la participación de los grupos artísticos del INBA.



Contra el art decó

Pérez-Amador Adam asegura que no se trata solamente del Palacio de Bellas Artes, sino que el Instituto Nacional de Bellas Artes desde hace aproximadamente 10 años está autorizando una serie de obras que destruyen el patrimonio nacional, “entre ellas destruyeron el patio del Hotel de Cortés, frente a la Alameda Central. Con avenencia del Instituto, se quitó la fuente barroca y se pusieron unos borbotones de hotel de Las Vegas”.

Lo mismo hicieron con la fuente del Palacio del Arzobispado, en la calle de Moneda, a los que se suma que ahora “están destruyendo el cine Teresa, que es el último cine que sobrevive de los seis cines art decó construidos por el arquitecto Francisco Serrano”.

El cine Teresa, dice, está en un circuito de obras art decó, donde también está la sala principal del Palacio de Bellas Artes, que era art decó, el edificio Mariscala, el interior de la sede del Banco de México y su sede complementaria, la Lotería Nacional, los edificios que sobreviven hacia el Monumento a la Revolución, el mismo Monumento y la decoración, la plaza es art decó, igual que el frontón, creo que también el edificio de la WEX”, dice el investigador que comenzó su protesta en Facebook a finales de noviembre pasado.

Flores Marini afirma que urge hacer una modificación radical de la aplicación de las leyes y los reglamentos para que no vuelvan a ocurrir intervenciones al patrimonio artístico sin consulta, quizás retomar una comisión nacional de consulta obligatoria. (Con información de Sonia Sierra y Notimex)

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