A lo largo de la historia de la humanidad, el arte de la guerra ha estado asociado con la masculinidad. Ese concepto vinculado con el género, inevitablemente evoca en todos nosotros imágenes de campos repletos de hombres armados, abnegados y heróicos guerreros diseñando estrategias militares.
Afortunadamente, son muchos los estudios y manuales que demuestran el papel fundamental que ha jugado la mujer en los conflictos bélicos, evidenciando que en absoluto han sido sujetos pasivos. Sino todo lo contrario: su aportación al sostenimiento económico del país o comunidad en guerra, manteniendo la producción y la obtención de recursos, hoy ya no puede obviarse.
¿Por qué esta explicación?: la mujer ha tenido y tendrá un papel básico en esos escenarios, demostrando con creces su protagonismo en situaciones críticas muy diversas. A pesar de las dificultades, las carencias y la falta de conocimientos a las que han estado relegadas y continúan estando millones de mujeres, se ha puesto de manifiesto que en cuestión de optimización de recursos y planteamiento de muchos tipos de estrategias, no tienen parangón.
Sin ir más lejos, en la actual crisis económica y aunque las circunstancias les son adversas, ha quedado patente la fuerza del tejido empresarial femenino en nuestro país y su capacidad de adaptación a los cambios de mercado.
El número de emprendedoras que se han visto obligadas a cerrar sus negocios en los dos últimos años ha sido escalofriante. El Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social ha perdido más de 40300 afiliadas; cifra desoladora. Y tras el cierre, la situación que se plantea no es precisamente halagüeña en la mayoría de los casos: no pueden disfrutar aún de una prestación por cese de actividad, ni de renta asistencial alguna y encima deben responder de las deudas adquiridas con todo su patrimonio. No se cuestiona que las trabajadoras por cuenta ajena también se hayan visto gravemente perjudicadas, pero a diferencia de las autónomas participan de una serie de derechos y beneficios, situación que supone más que una sutil diferencia.
El panorama es claramente discriminatorio y debe cesar de inmediato. Desde el Área de la Mujer de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos ATA, preconizamos que este colectivo tenga la oportunidad de volver al mercado laboral, constituyendo una condición sine qua non que sector público y sector privado aúnen esfuerzos y criterios.
Otro dato significativo a favor de las emprendedoras: Frente al -5,5% de bajas de hombres en el RETA en 2009, las mujeres registran un -2,7%, prácticamente la mitad. Traducción inmediata: Las empresas que montamos las mujeres son más sólidas, competitivas y capaces de resistir que las de los hombres.
Existe un “techo de cristal” sustentado por las estructuras jerárquicas de nuestras empresas, que se siguen rigiendo por reglas masculinas, y continúa siendo un varón el prototipo de empresario efectivo. Se presenta dura la tarea de cambiar los roles sociales establecidos en función del género, que constituyen la génesis de la mayoría de los problemas que afrontamos, pero vamos avanzando.
Y para ello es imprescindible que sigamos poniendo en valor nuestros recursos. No es necesario asumir roles masculinos para ser una magnífica empresaria. La fuerza y la estrategia son factores determinantes para el éxito y debemos seguir aprendiendo. Hay que tener en cuenta los detalles, independientemente del tamaño de nuestra empresa. Desde la producción hasta el cobro, todas las fases son importantes. Estamos sobreviviendo en tiempos de crisis, cuando muchas de las medidas acordadas no han tenido el resultado que todos esperábamos, con un descenso en la actividad que ronda el 40 por ciento y sorteando dificultades económicas todos los días.
Desde el Área de la Mujer de ATA, con contundente compromiso, seguiremos reivindicando las necesidades de las autónomas y no cejaremos en el empeño, e igualmente animamos a todas aquellas que han optado por el autoempleo a que confíen en sus posibilidades y en que la unión hace la fuerza para conseguir objetivos. Ocho organizaciones autonómicas de ATA, de las 17 comunidades, tienen al frente una mujer como presidenta. Esto sí que supone un claro síntoma de cambio, de progreso y de justicia.
Candelaria Carrera Asturiano. Directora del Área de la Mujer de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA)
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