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En las aulas Entre la vigilancia y la información Tecnología contra la copia y el plagio

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ORLANDO.-A medida que la eterna tentación estudiantil de copiarse ha ingresado en el campo de la alta tecnología ?no sólo para los exámenes, sino también para cortar y pegar de Internet y compartir las tareas online como si fueran archivos de música?, las universidades han respondido con sus propios esfuerzos para poder reprimir el engaño.

La mayor innovación contra la copia estudiantil podría encontrarse en el centro de exámenes de la Universidad de Florida Central.


Allí, las 228 computadoras que usan los estudiantes para rendir sus exámenes están ocultas en el nicho de los pupitres, para que cualquiera que intente fotografiar la pantalla para ayudar a alguien que rendirá el mismo examen más tarde sea localizado de inmediato.

Cuando un supervisor ve algo sospechoso, registra el tiempo real de trabajo del estudiante en la computadora y dirige una cámara para que haga zoom en la pantalla. Ambos conjuntos de imágenes son grabados como evidencia en un CD. Se permite tener papel para borradores, pero lleva estampada la fecha y debe ser entregado al terminar el examen. Taylor Ellis, el vicedecano que dirige el centro de exámenes de Florida Central ?el tercer campus del país en número de inscriptos?, afirmó que la cantidad de estudiantes que se copian ha disminuido de manera significativa y que sólo se han registrado 14 incidentes de esa clase en los 64.000 exámenes durante el semestre de primavera.

Aunque resulta difícil evaluar cuánto se copian los estudiantes, esa costumbre parece muy extendida en las universidades. En encuestas realizadas a 14.000 estudiantes en el curso de los últimos 4 años, un promedio del 61% admitió haberse copiado en tareas y exámenes.

Esa cifra disminuyó respecto del 65% que se registraba a principios de la década, pero el investigador que condujo las encuestas, Donald McCabe, profesor de negocios en Rutgers, duda que la actividad haya decrecido. En cambio, sospecha que los estudiantes ya no consideran ciertos actos engaños, por ejemplo, cortar y pegar algunos párrafos sacados de Internet.

Cuando los nuevos ingresantes llenan los formularios para elegir compañeros de habitación y cursos, algunas universidades ?como Duke y Bowdoin? les exigen que lean online una clase sobre el plagio.
Nuevos servicios

Los servicios antiplagio, que exigen que los estudiantes entreguen trabajos para ser sometidos a investigación y determinar si han sido copiados, están en auge. El 55% de las universidades emplean esa clase de servicios, según datos proporcionados por Campus Computing Survey.

La tecnología antiengaño más popular, la de turnitin.com, es ahora empleada por alrededor de 9500 universidades. Los estudiantes entregan las tareas escritas, que son comparadas con millones de páginas web pertenecientes a otros millones de trabajos antes de ser enviadas a sus profesores. La empresa dice que las instituciones que emplean este servicio experimentan una disminución del volumen de plagios.

Andrew Daines, graduado de Cornell, donde integró la junta directiva del Colegio de Artes y Ciencias dedicada a dirimir casos de engaños, contribuyó con algunas páginas que Cornell agregó el mes pasado al sitio web de sus estudiantes para enfatizar la integridad académica. Estas páginas incluyen un link con una clase voluntaria sobre cómo evitar el plagio. "El término «trabajo en colaboración» ha sido llevado a ese increíble extremo en el que significa, debido a la facilidad del e-mail, que una persona se copia de otra que ya ha hecho la tarea", dijo Daines.

En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), David E. Pritchard, un profesor de física, pudo medir con precisión el volumen de copia de los estudiantes, con un software que había desarrollado para permitir que resolvieran problemas de física online. Algunos respondían las preguntas con tanta rapidez que, "al principio creí que teníamos algunos genios en el MIT", dijo Pritchard. Después se dio cuenta de que estaban copiando las respuestas, en general de los e-mails de amigos que ya habían hecho esa tarea.

Hay también sitios como Course Hero, destinado a compartir trabajos, en el que estudiantes de más de 3500 instituciones suben textos, apuntes de clase y exámenes rendidos.

Algunos educadores han rechazado ese servicio y otras tecnologías antiplagio alegando que presumen que los estudiantes son culpables; se socava así la confianza que los profesores desean infundir en su relación con los alumnos.

La Universidad Washington & Lee concluyó que Turnitin era incongruente con el código de honor de la institución, "que parte de la base de la confianza en nuestros estudiantes", dijo Dawn Watkins, vicepresidenta del Departamento de Asuntos Estudiantiles. "Estos servicios insinúan que prevemos que nuestros estudiantes se copiarán."

La clase tutorial de la Universidad de Bowdoin se exige antes de la inscripción, dijo Suzanne B. Lovett, profesora de psicología. Según Lovett, los estudiantes, cuya edad casi coincide con la de Internet, ven tantos ejemplos de copiado online de textos, música e imágenes, sin mencionar créditos, que posiblemente no entiendan bien la idea del plagio.

Uno de sus casos más recientes de engaño en Florida Central no tuvo nada que ver con Internet, celulares u otro dispositivo tecnológico. Un estudiante profusamente tatuado fue descubierto con notas escritas sobre el brazo. Las había fundido con el arte que cubría su cuerpo.
Trip Gabriel
The New York Times
Traducción de Mirta Rosenberg

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