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Llegan los muñecos casi humanos «Reborn»

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Una artesana ribeirense enseña cómo elaborar los «Reborn», obras de coleccionista que han causado furor en Estados Unidos y que parecen recién nacidos de verdad
Son tan reales que parecen de verdad. Su pelo, sus miradas, su expresión, sus manitas... están tan logradas que ni de cerca es fácil distinguir si se trata de un juguete o de un recién nacido. Pero son muñecos, los llamados Reborn, que han llegado a Barbanza después de causar furor en países como Alemania o Estados Unidos.

Hace años que nacieron estos muñecos, pero en España todavía no son muy conocidos. Ahora, los vecinos de la comarca podrán aprender la técnica para elaborarlos ellos mismos de la mano de la artesana Mónica Chaves, de Palmeira. «Son a única persoa que os realiza en Galicia, e no resto de España non hai moita máis xente», explica esta mujer.

Esta vecina -que ya se dedicaba antes a la restauración y a dar clases de manualidades- aprendió esta nueva técnica con una artista estadounidense y ahora compartirá su saber hacer y su experiencia de tres años con los barbanzanos que lo deseen. A través de la asociación de Amas de Casa de Ribeira, está planeando organizar cursos para enseñarle a todo aquél que le apetezca cómo elaborar su propio bebé.

El secreto para conseguir un resultado que supera el hiperrealismo son muchas horas de trabajo, mucha paciencia y mucho cariño. Primero, hay que pedir un kit a Estados Unidos, en el que van incluidos los moldes de la cabeza, los brazos y las piernas, realizados en vinilo o en látex. Después hay que rellenarlos «cunhas microbolas de cristal para que o peso vaia acorde co volume; así, cando colles o boneco, parece que colles un bebé de verdade», cuenta Mónica Chaves.

Con latidos de corazón

Lo hay que pintar, y para ello se emplean unas pinturas especiales, con las que se detallan las rojeces o las venitas tan características en las finas pieles de los bebés. «Despois de cada capa, hai que meter o boneco nun forno de aire quente; vale o que hai nas casas», continúa esta vecina.

Si los ojos están abiertos, se les coloca una prótesis como las que se emplean para las personas. Además, se impregna su cuerpo con una especie de polvos que les otorga esa fragancia tan característica de los bebés. En cuanto al cabello, se trata siempre de una melena natural, cosido con agujas pelo a pelo. Ningún detalle escapa a la atención de los artesanos de Reborn. Hasta simulan las babitas y humedades que suelen tener en la boca y los lacrimales.

El colmo del realismo es su sistema de «respiración». Según cuenta Mónica Chaves, los muñecos llevan instalado un mecanismo interior con el que se imitan los latidos del corazón y mediante el que expulsan aire por la nariz, como si estuviesen respirando de verdad. Además, acaba de salir al mercado un nuevo material para la piel, llamado real effect, mucho más realista y que permite, por ejemplo, dejar una marca unos instantes en la piel del muñeco si se le coge un moflete.

Cuidados especiales

Son como bebés y, como tales, requieren unos cuidados especiales. Hay que sostenerles la cabecita al cogerlos en el regazo, y hay que lavarles el pelo con un champú de bebé todas las semanas. «A pel non se pode mollar, e é recomendable limpala cunhas toalliñas húmidas especiais», continúa Chaves.

En realidad, se trata de piezas de coleccionista, de una obra realizada artesanalmente y única, aunque cuyo realismo sorprende y no deja indiferente a nadie. El precio de los muñecos que realiza Chaves ronda los 450 euros, aunque oscila dependiendo de la dificultad y de los complementos que lleven: «Pódeos haber desde 200 euros ata 10.000, pero a artista que me ensinou a min tenos vendido por 30.000 euros, porque levan mesmo unha escrava en ouro co nome gravado».

Bebés a la carta

Los bebés se hacen por encargo, por ejemplo, llevando una fotografía a la artesana -que incluso puede ser de uno mismo de cuando era bebé-, o por catálogo. Los hay de todo tipo, chinos, negros, recién nacidos, más mayorcitos, sietemesinos, e incluso se hacen bebés mono con la misma técnica. Este nuevo mercado puede llegar a rozar la banalización, incluso de la propia vida humana, pero Chaves no opina lo mismo y defiende estas creaciones que, precisamente, surgieron con fines terapéuticos. Hay ediciones limitadas y, por supuesto, no hay dos iguales, ya que se trata de piezas artesanales. Conviene recordar que no se trata de un juguete, y por tanto, no es apto para niños. Pero tampoco se trata de un bebé de verdad. Aunque, ante una obra de estas características, las fronteras se difuminan.

Laura López

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