La naturaleza deja su huella en la Biblioteca

“Un llamamiento a que conozcamos la extraordinaria multiplicidad de la vida que hay en nuestro país y la tengamos en consideración”. Esa es la esencia de la exposición “La escritura de los animales”, que firma el naturalista Joaquín Araujo y que se puede ver en la sala de exposiciones de la Biblioteca Miguel Hernández de Collado Villalba hasta el mes de mayo.

Un recorrido por la riqueza de la flora y fauna españolas que nos propone un recorrido por los diferentes ecosistemas de nuestro país, sus características, los animales e insectos que los pueblan y cómo reconocerlos.Joaquín Araujo, que ayer visitó la muestra acompañado por el alcalde de Collado Villalba, José Pablo González, asegura que la exposición es un compendio de 40 años de trabajo, de recolección de materiales, de observación, de esa labor del naturalista dedicado a recolectar, observar…

“El naturalista clásico, que viene ya de los presocráticos, es una suerte de acumulador de pequeñas informaciones, de datos, y de la tenacidad por coleccionarlos. No sabríamos ni la mitad de lo que sabemos de plantas o de insectos si los museos de ciencias naturales no estuvieran llenos de esos elementos para compararlos, establecer diferencias, estudiarlos”, explica. Así, además de dibujos y datos, las vitrinas contienen fósiles reales, esqueletos de animales, nidos de pájaros e insectos y otros elementos similares, que seguramente harán las delicias de los más pequeños.

La exposición está promovida por la Fundación Biodiversidad, y, además de para el público general, se han preparado excursiones escolares para que los estudiantes de la localidad puedan conocerla. El mensaje que se quiere transmitirles es muy claro. Hay que proteger la diversidad. “Hemos pasado del aquello de vale todo y nosotros somos el centro del universo a la posibilidad de aprovecharnos correctamente de la naturaleza sin destrucción, que es el llamamiento que está en la filosofía moral, en la ecología como pensamiento y en los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas”, asegura Araujo.


“La diversidad biológica, de entrada, es útil. Hay plantas que alimentan diez veces más que el arroz, el tomate, el trigo y el maíz, que son diez veces más energéticas que los derivados del petróleo. Hay principios activos sanadores y hay posibilidad de que todo eso sea un poquito domesticado”.

Pero no sólo se trata de proteger para aprovechar lo mejor que hay en la naturaleza, sino de mantener la propia existencia. “Los aproximadamente 35 o 30 millones de especies que hay en el mundo están dándole diversidad. Hay una suerte de retaguardia entera funcionando para que la vida sea posible. Si estamos vivos somos parte de la vida y esa relación entre lo otro viviente y lo viviente humano, que se nos quiere olvidar, hay que defenderla”.