«El Guernica americano» de José María Antolín seduce e impacta en Nueva York

El cuadro, que invita al «diálogo y a la reflexión», es el lienzo más grande que se ha realizado sobre los atentados del 11-S.
Tardó más de ocho años en darle su toque final. Para ello, el artista vallisoletano José María Antolín, se sumergió en el antes y el después de los atentados del 11-S en Estados Unidos, leyendo todo lo que caía en sus manos, noticias, filosofía moral y política...

El resultado, su obra monumental «Los arcontes», una controvertida pintura con más de cuatro metros de ancho y dos y medio de alto. Un lienzo que resume su visión crítica de la retórica del poder tras los tristes acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, el desenmascaramiento de la mentira, en clave de carnaval sangriento.
Y como no podía ser de otra forma, la galería neoyorquina 2/20 mostró al público la gran obra, con un notorio éxito de público y crítica. «La gente, al ver la obra, tenían reacciones increíbles, emocionales. Un genocidio así saca a la gente una religión que no conocía. Esta obra sin quererlo tiene un carácter sacro», dice el autor a LA RAZÓN.
Y es que han denominado el lienzo como el «Guernica americano». No es para menos. Sólo hace falta echarle un vistazo y enseguida uno repara en una figura que aparenta a Bin Laden, que con lágrimas en los ojos, está a punto de sacrificar a un niño.
«Creo que he generado un documento para la ciudad. Es el único que ha planteado una cosa semejante con una seriedad así, salvo provocaciones puntuales, que parece dudar de la versión oficial» dice, a lo que añade que «estos graves acontecimientos ponen a los artistas en su sitio, ya que cuando hay que hablar de temas gordos les entre el miedo en el cuerpo».
Documento permanente
Tras su éxito en Nueva York, ahora el lienzo duerme en uno de sus estudios de la capital norteamericana, donde reside desde hace once años, y con su visita a España pretende llamar la atención de distintas instituciones para lograr que la pintura se pueda ver en Madrid y, posteriormente en Londres. «Ése es mi objetivo, llevarlo a aquellas ciudades golpeadas por atentados terroristas, ahora sí que me desespera tener el cuadro en casa y sin exponer».
Por último, señala que «me gustaría que se quedara en la ciudad en Nueva York, en un museo público, y que se convierta en un documento de la historia».