En el estudio, como en la mayoría de facetas de la vida, la motivación es un factor esencial. Tal y como suele reiterarse, la escasa motivación de los alumnos es una de las principales causas de la elevada tasa de fracaso escolar en nuestro país. En este sentido, no hay recetas mágicas, pero sí algunas técnicas a tomar en cuenta para mejorarla.
Buscar objetivos. El estudiante no debe tener la sensación de que está estudiando simplemente porque sus padres le han matriculado. Aunque sea a corto plazo, es preciso que se fije unos objetivos: aprobar el curso, sacar sobresaliente en una asignatura, entregar un trabajo en la fecha indicada, etc.
Emplear técnicas activas. Tomar apuntes, subrayarlos, esquematizarlos o resumirlos son técnicas tan sencillas como necesarias para implicarse en una asignatura o en un determinado tema.
Hacer del estudio un hábito. El estudio debe convertirse en una rutina que terminemos haciendo sin esfuerzo: todos los días a la misma hora y en el mismo lugar es sólo un ejemplo.
Gratificar el objetivo cumplido. Es bueno que premies tus fines más importantes, ya sea regalándote una tarde en el cine tras aprobar un examen o disfrutando de tu programa o serie televisiva favorita cuando hayas terminado tus deberes.
RUBÉN GONZÁLEZ
Estímulos para cargar las pilas
Etiquetas: Salud |
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