Un paisaje único que a día de hoy solo protege la naturaleza

Los Penedos sortearon muchos obstáculos a lo largo de los años. Para el visitante, ahora, son los tojos y matorrales los que ponen dificultades al paso o, visto de otro modo, los únicos que protegen el complejo. El proyecto de una cantera amenazó con destruir este paraíso natural. Vecinos, entidades de la Costa da Morte y de toda Galicia se movilizaron entonces para emprender una lucha contra esa pretensión. Así, se consiguió que, el 11 de diciembre del 2008, la Consellería de Medio ambiente declarara estas hectáreas (aproximadamente 212) Paisaxe Protexida.

El gobierno bipartito reconocía en ese momento la belleza, el interés y el inmenso valor cultural que los Penedos aportaban. «Non son únicamente pedras amorfas e sen valor», se sentenciaba, a modo de conclusión, en la resolución publicada en el Diario Oficial de Galicia. Pero tal cosa implicaba una contrapartida: en el plazo de dos años desde la entrada en vigor del decreto en el que se recogía todo ello, habría que aprobar un Plan de Conservación. Y aún es algo que está pendiente, cuando ya ha pasado un año y dos meses de esa declaración.

Un compromiso por cumplir

Ese Plan de Conservación implicaba la limpieza, la recuperación, la promoción y, en definitiva, la protección de lo que se ha llegado a tildar como «acrópole natural» o «partenón granítico». A los Penedos le cantaron muchos, como Eduardo Pondal y Otero Pedrayo. En su momento suspiraron por ellos, pero hoy en día, solo los tojos y la maleza han aparecido por la zona. La naturaleza se ha tomado por su mano, mientras se espera por la actuación prometida, tal preservación.
Patricia Blanco