Un cuadro de Sorolla llamaba a los turistas a visitar la ciudad

Industriales de hostelería, transportes, agencias de viaje y hasta gasolineras. Todos los que estuvieran interesados «en el auge del turismo» estaban llamados a participar en el nuevo folleto turístico que se preparaba para pregonar «por el mundo entero» las bondades de la ciudad y su provincia.

Las autoridades de aquel 1960 tenían muy claro que debían estar «a la altura» de lo mejor que se hubiera editado en España en materia de propaganda turística, así que no iban a escatimar nada: fotografías a color, mapas en relieve, plano de Valencia y texto informativo nada menos que en cinco idiomas.
Y para darle más empaque todavía, se hizo una selección entre varios fragmentos de cuadros de Joaquín Sorolla para reproducirlos a todo color. No podía haber mejor reclamo que el de un artista de talla internacional, y con él se realizó una gran tirada de carteles para distribuirlos «por el mundo entero». Casi nada.