Fiesta del fuego entre el culto a la tradición y la animadversión del régimen

Arraigada en la religión zoroastra, la denominada "fiesta del fuego" se celebra desde hace siglos la noche del último martes antes del nuevo año persa, que arranca el 21 de marzo.

Durante la misma, las familias iraníes encienden hogueras en las calles o en los patios de las casas, y bailan y saltan en torno al fuego para quemar los malos recuerdos del año que pasa y conjurar los buenos augurios para el venidero.

En los últimos años, el lanzamiento de petardos y fuegos de artificio se han sumado a una fiesta que como en otros puntos del planeta recibe con estruendo el inicio de la primavera.

"Sí, nosotros lo celebraremos este año, pero sin mucho ruido y en la intimidad del hogar para no tener problemas", declara a Efe una vecina del norte de Teherán, que como otros muchos prefiere no ser identificada.

"Chahar Shanbesuri forma parte del pueblo iraní. Es una tradición ancestral que no tiene que ver con cuestiones religiosas, si no con nuestro patrimonio cultural", agrega.

Para esta vecina, la "fiesta del fuego" posee el mismo rango que la celebración de Nooruz" o año nuevo, que tampoco es islámica pero que ha sido declarada patrimonio humano por la ONU a requerimiento de las autoridades iraníes.

Más allá de cuestiones religiosas, Chahar Shanbesuri se ve este año empañada por la turbia situación política y social que atraviesa la República Islámica, sumida en la mayor crisis de su historia desde que el pasado junio cientos de miles de personas protestaran contra la reelección del presidente, Mahmud Ahmadineyad.

Desde entonces, la movilización no han cesado pese a la violenta represión policial y la persecución de los partidarios de la oposición reformista, que han calificado de "fraudulenta" la victoria del mandatario.

Miles de ellos han sido arrestados y más de un centenar han sido condenados a penas de cárcel acusados de atentar contra la seguridad nacional y conspirar, con potencias extranjeras, para derrocar el régimen.

En los últimos nueve meses, los opositores han aprovechado las fiestas y efemérides señaladas para retomar las protestas, pese a las advertencias de las fuerzas de Seguridad.

El pasado 27 de diciembre, día sagrado de Ashura, al menos siete personas perdieron la vida en enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes pro reformistas y decenas de fueron de nuevo arrestadas.

Ante la celebración esta noche de Chahar Shambesuri, la Policía ha vuelto a advertir que actuará "sin contemplaciones" para evitar cualquier tipo de disturbio.

Se ha prohibido la circulación de motocicletas en las ciudades y el lanzamiento de petardos de gran potencia.

En declaraciones divulgadas por la televisión estatal, el jefe de la Policía local, general Ismail Ahmadi Moghaddam, ha advertido de que "se arrestará a aquellos que bloqueen las calles y se implique en actos peligrosos".

Además, el régimen ha encargado la seguridad de esta noche y de los días de Nooruz a la Guardia Revolucionaria, cancerbero ideológico del régimen, y a las milicias de voluntarios islámicos "Basij", a los que la oposición acusa de los desmanes y de la represión en las manifestaciones pasadas.

Asimismo, ha enviado varios mensajes a la población en los últimos días.

El martes, un tribunal de apelación confirmó la pena de muerte impuesta a seis personas detenidas durante los incidentes del día de Ashura y a los que se acusa de colaborar con los grupos de oposición en el exilio que Teherán considera terroristas.

Igualmente, el viceministro de Interior, Solat Mortazavi, anunció que las actividades del Frente de Participación Islámica, principal plataforma de la oposición reformista, han sido proscritas.

Un día antes, un grupo de personas atacaron con piedras y botes de pintura la casa del ex presidente del Parlamento y candidato reformista derrotado en las elecciones del pasado junio, Mehdi Karrubí.

Ayer, a través de la página web "dolat.ir", el líder supremo intervino al señalar que Chahar Sahmabesuri "no solo no tiene raíces islámicas, si no que trae perjuicio y corrupción" por lo que "debe evitarse". EFE