Este año no habrá que acudir al extranjero por claveles.Las bondades del agua

No todo iba a ser malo. El gris ceniza que ha acompañado a las primeras semanas de esta Cuaresma, convertida en un noviembre sin fin más que en el tópico preludio primaveral, no sólo no ha afectado a las flores que se cultivan en campos e invernaderos andaluces, sino que, según las floristerías consultadas por este periódico, favorecerán su floración. Es el lado positivo de los dos últimos temporales que han provocado la suspensión de varios cultos públicos y que amenazan con prolongarse todas las vísperas.

Tras años en los que los floristas han tenido que recurrir al extranjero para conseguir claveles con los que exornar los pasos de las cofradías, la próxima Semana Santa no habrá que recorrer muchos kilómetros para obtener la flor que predomina sobre las canastillas de los pasos de Cristo (con el permiso de la rosa). La lluvia no supone ningún inconveniente para el crecimiento del clavel, que se cultiva en su mayoría en invernaderos, al resguardo de las inclemencias meteorológicas. Es más, la humedad beneficia hasta cierto punto dicho cultivo. El único temor que existe por ahora es que no haya suficiente días de sol -se anuncia lluvia para todo el mes de marzo- y las flores no puedan abrir, un problema que de producirse no generaría mayores inconvenientes, ya que los invernaderos cuentan con un microclima que permite la floración. Por ahora, tampoco se ha producido ninguna anegación de los principales invernaderos en los que se cultivan estas flores, según señala José Montero, uno de los profesionales del sector que cuenta con una larga trayectoria en el mundo de las hermandades.

"Lo que sí perjudica a la floración es el frío", comenta uno de los trabajadores de la Floristería Suroeste, una de las mayores proveedoras de flores en la provincia sevillana. Las priostías de las hermandades aún recuerdan cómo hace cuatro años las heladas que cayeron en los cultivos andaluces de claveles (principalmente en Sevilla y Cádiz) destruyeron gran parte de la cosecha, lo que provocó que los pocos que pudieron salvarse aumentaran su precio y se tuviera que acudir a cultivos colombianos, con la consiguiente duplicación del coste de la flor. Esta Semana Santa, sin embargo, el precio del clavel se mantendrá como en ediciones anteriores: montar un paso supondrá para las arcas de las hermandades un desembolso cercano a los 2.000 euros. Si el clavel es rojo sangre el precio sube ostensiblemente (50 céntimos más el tallo). La rosa, tan demandada los últimos tiempos hasta apagar el protagonismo del clavel, tiene un coste que alcanza los 25 euros la docena.

Otra flor característica de esta celebración es el azahar, que además de brotar en los naranjos adorna determinados pasos de la Semana Santa, como el de la Virgen de la Concepción del Silencio. El hermano mayor de esta corporación ha asegurado que, por el momento, no existe ningún temor a que la incesante lluvia pueda provocar un problema en la floración del azahar. "Ya hay varias zonas de la ciudad donde ha florecido, por lo que no debe producirse ninguna complicación", asegura Antonio Rodríguez Cordero, quien añade que el azahar que se coloca en el paso de la primera Dolorosa de la Madrugada procede de varias huertas: "Algunas veces nos llega de la finca Santa Eufemia que la familia Ybarra tiene en Tomares, otras de Lora del Río, donde el desbordamiento del Guadalquivir no ha llegado a inundarla, e incluso, en otras ocasiones, cuando no hemos tenido suficiente se ha recurrido a las huertas que tienen varios hermanos en la provincia de Huelva".

Después de tres meses de lluvia, el agua no supone una amenaza para las flores. Las priostías pueden estar tranquilas.