Soledad Fernández expone sus obras en Sharon Art

La galería Sharon Art sigue apostando por la buena pintura con acento clásico, y está consiguiendo mantener una línea muy coherente, en la que reúne obras de magnífica factura estilística e interesantes contenidos, siempre ligadas de alguna manera con la modernidad.

Le toca el turno estos días a la pintora madrileña Soledad Fernández, una virtuosa del dibujo que pinta con asombrosa facilidad los temas más complicados. Sorprende en sus trabajos la difícil conjunción entre unos motivos resueltos con la ejemplar maestría de los clásicos y unas composiciones absolutamente modernas en las que no le tiembla el pulso a lo hora de incluir los más variados elementos.

Soledad Fernández es una enamorada de los desnudos femeninos que en esta ocasión repite con singular fortuna. «En mi obra -”explica la pintora-” hay una especial dedicación al cuerpo de la mujer. Yo creo que la figura, y sobre todo el desnudo, es un tema eterno en todas las artes.

En esta exposición presento las tres técnicas con las que normalmente trabajo, principalmente óleo, pero también el pastel y el dibujo». Aunque la parte más extensa de la muestra está dedicada al desnudo femenino, también hay sugerentes bodegones, entre ellos uno dedicado a retratar un ingente número de envases de vidrio, que es un auténtico canto al virtuosismo pictórico». Los bodegones son mi válvula de escape, cuando me canso de pintar figuras me refugio en ellos».

En todas su obra la artista recoge lo que encuentra a su alrededor, y también los desnudos pertenecen a gente de su entorno, «Son mis hijas, mi hermana-¦yo siempre pinto personas o cosas por las que siento un afecto, a las que quiero, y esto se refleja en los lienzos». La pintora parte siempre de la realidad, pero no evita la ensoñación, el surrealismo.

«Siempre pinto en unos escenarios que no son los normales, porque un desnudo entre papeles, entre plásticos, lo convierten en una obra realmente surrealista. Creo que estoy inmersa en aquello que se llamaba realismo mágico, cuyos orígenes quedan lejos, pero que yo creo que sigue existiendo, que está en la mente de muchos artistas que queremos hacer algo fantástico, algo que lleve nuestras obras más allá de lo prosaico de la vida cotidiana».

Las obras de Soledad Fernández son una continua sorpresa para el espectador que puede encontrar escondidas mil historias entre los límites del cuadro. Podríamos decir que sus retratos tienen mucho de literarios, pues no se limita a pintar lo que ven sus ojos, sino que penetra en el interior de las modelos y recrea a su alrededor un mundo de sueños, de ilusiones, de emociones perdidas.

La pintora es capaz de rescatar lo intangible, de desentrañar el laberinto de los sentimientos, de desvelar las ilusiones, los deseos, las ilusiones, las alegrías y las penas de quienes posan para ella, quizá porque conoce íntimamente lo que pinta y es capaz de revelarlo sin veladuras, de brindar todo su cúmulo de sentimientos a través de los pinceles.

Crítica | marcelino cuevas