Crece el culto por San Judas y la Santa Muerte

Especialistas comentan que ambas figuras han venido ganando adeptos de manera similar, atrayendo a los mismos grupos de personas, principalmente a jóvenes

Atrás de Palacio Nacional, en la calle de Moneda, esquina con Jesús María, en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, las imágenes de San Judas Tadeo y de la Santa Muerte se encuentran frente a frente.

A través de los años sus cultos han crecido en igual número de seguidores y se han transformado a la par. Incluso, hoy en día entre ambas imágenes se ha formado un vínculo, sostienen especialistas.

A pesar de que la Santa Muerte no está reconocida por la Iglesia católica, en México desde el siglo XIX su imagen comenzó a tomar fuerza entre sus feligreses. “Hay similitudes en el culto; en principio porque se identifican mayoritariamente con un sector social popular”, señaló Isaac Romero Reza, catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

El especialista comentó que por un lado San Judas Tadeo es el patrón de las causas difíciles y desesperadas, mientras la Santa Muerte es una imagen dedicada a quienes están en peligro de morir.

“Si unimos estos dos conceptos estamos hablando de imágenes protectoras. San Judas Tadeo es a quien se recurre en los casos difíciles y desesperados; quienes tienen necesidades más grandes son las personas de un estrato social económicamente bajo”, agregó Romero Reza.

Por su parte, Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones afirmó que estas imágenes se complementan en la actualidad porque son consideradas con alta eficacia simbólica y no hay ninguna oposición en que estén juntas.

“El catolicismo popular en México no es excluyente y en estos casos hay un proceso de apropiación cultural”, añadió el especialista en antropología de la religión.

Masferrer aseveró que el culto a la Santa Muerte tiene un origen medieval español y surge a partir de las epidemias que mermaron a casi la mitad de la población.

“En ese contexto se empiezan a reproducir estas imágenes de la muerte como santificación”, apuntó.

Al respecto, Isaac Romero subrayó que en la Nueva España esta creencia se inicia con el culto a la Cofradía de La Buena Muerte, la cual se realizaba para apoyar a quienes sufrían una enfermedad grave o estaban en peligro de morir.

Sin embargo, a partir de hace dos décadas aproximadamente la devoción comenzó a ser más abierta hasta llegar a lo que se conoce hoy en día.

Lo anterior, dijo Masferrer, se debe a que en el pasado las creencias populares se manejaban en cierto ámbito clandestino, mientras que hoy pueden realizarse de forma más transparente debido a que la sociedad es más tolerante y las minorías exigen ser respetadas.

“Hoy es común ver en altares familiares a las dos imágenes. La gente es más flexible, también cada vez más se ven imágenes afrocubanas, representaciones de los Orishas. Se trata de nuevas amalgamas que surgen de la misma forma en que el catolicismo tomó personajes de la mitología precristiana”, puntualizó el antropólogo de religiones.

Otras semejanzas son que los feligreses en su mayoría son jóvenes, quienes tanto en un caso como en el otro cargan las esculturas que representan a estas imágenes para acudir a los lugares donde se veneran, declaró Romero.

“Esto no sucede comúnmente, por ejemplo, en el caso de la virgen de Guadalupe acuden a la Basílica personas de todas las edades y todos los sectores sociales. No se ven tantas esculturas”, indicó el investigador de la ENAH.

Los especialistas coincidieron que a lo largo de los años ambas imágenes han sufrido transformaciones que responden más a la cultura y tradiciones de sus feligreses que a la misma Iglesia.

Ambas son imágenes protectoras. San Judas Tadeo es a quien se recurre en casos difíciles y desesperados, sobre todo entre las personas de estratos sociales más bajos.”

isaac romero

catedrático del enah
Especialistas comentan que ambas figuras han venido ganando adeptos de manera similar, atrayendo a los mismos grupos de personas, principalmente a jóvenes

Atrás de Palacio Nacional, en la calle de Moneda, esquina con Jesús María, en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, las imágenes de San Judas Tadeo y de la Santa Muerte se encuentran frente a frente.

A través de los años sus cultos han crecido en igual número de seguidores y se han transformado a la par. Incluso, hoy en día entre ambas imágenes se ha formado un vínculo, sostienen especialistas.

A pesar de que la Santa Muerte no está reconocida por la Iglesia católica, en México desde el siglo XIX su imagen comenzó a tomar fuerza entre sus feligreses. “Hay similitudes en el culto; en principio porque se identifican mayoritariamente con un sector social popular”, señaló Isaac Romero Reza, catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

El especialista comentó que por un lado San Judas Tadeo es el patrón de las causas difíciles y desesperadas, mientras la Santa Muerte es una imagen dedicada a quienes están en peligro de morir.

“Si unimos estos dos conceptos estamos hablando de imágenes protectoras. San Judas Tadeo es a quien se recurre en los casos difíciles y desesperados; quienes tienen necesidades más grandes son las personas de un estrato social económicamente bajo”, agregó Romero Reza.

Por su parte, Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones afirmó que estas imágenes se complementan en la actualidad porque son consideradas con alta eficacia simbólica y no hay ninguna oposición en que estén juntas.

“El catolicismo popular en México no es excluyente y en estos casos hay un proceso de apropiación cultural”, añadió el especialista en antropología de la religión.

Masferrer aseveró que el culto a la Santa Muerte tiene un origen medieval español y surge a partir de las epidemias que mermaron a casi la mitad de la población.

“En ese contexto se empiezan a reproducir estas imágenes de la muerte como Especialistas comentan que ambas figuras han venido ganando adeptos de manera similar, atrayendo a los mismos grupos de personas, principalmente a jóvenes

Atrás de Palacio Nacional, en la calle de Moneda, esquina con Jesús María, en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, las imágenes de San Judas Tadeo y de la Santa Muerte se encuentran frente a frente.

A través de los años sus cultos han crecido en igual número de seguidores y se han transformado a la par. Incluso, hoy en día entre ambas imágenes se ha formado un vínculo, sostienen especialistas.

A pesar de que la Santa Muerte no está reconocida por la Iglesia católica, en México desde el siglo XIX su imagen comenzó a tomar fuerza entre sus feligreses. “Hay similitudes en el culto; en principio porque se identifican mayoritariamente con un sector social popular”, señaló Isaac Romero Reza, catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

El especialista comentó que por un lado San Judas Tadeo es el patrón de las causas difíciles y desesperadas, mientras la Santa Muerte es una imagen dedicada a quienes están en peligro de morir.

“Si unimos estos dos conceptos estamos hablando de imágenes protectoras. San Judas Tadeo es a quien se recurre en los casos difíciles y desesperados; quienes tienen necesidades más grandes son las personas de un estrato social económicamente bajo”, agregó Romero Reza.

Por su parte, Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones afirmó que estas imágenes se complementan en la actualidad porque son consideradas con alta eficacia simbólica y no hay ninguna oposición en que estén juntas.

“El catolicismo popular en México no es excluyente y en estos casos hay un proceso de apropiación cultural”, añadió el especialista en antropología de la religión.

Masferrer aseveró que el culto a la Santa Muerte tiene un origen medieval español y surge a partir de las epidemias que mermaron a casi la mitad de la población.

“En ese contexto se empiezan a reproducir estas imágenes de la muerte como santificación”, apuntó.

Al respecto, Isaac Romero subrayó que en la Nueva España esta creencia se inicia con el culto a la Cofradía de La Buena Muerte, la cual se realizaba para apoyar a quienes sufrían una enfermedad grave o estaban en peligro de morir.

Sin embargo, a partir de hace dos décadas aproximadamente la devoción comenzó a ser más abierta hasta llegar a lo que se conoce hoy en día.

Lo anterior, dijo Masferrer, se debe a que en el pasado las creencias populares se manejaban en cierto ámbito clandestino, mientras que hoy pueden realizarse de forma más transparente debido a que la sociedad es más tolerante y las minorías exigen ser respetadas.

“Hoy es común ver en altares familiares a las dos imágenes. La gente es más flexible, también cada vez más se ven imágenes afrocubanas, representaciones de los Orishas. Se trata de nuevas amalgamas que surgen de la misma forma en que el catolicismo tomó personajes de la mitología precristiana”, puntualizó el antropólogo de religiones.

Otras semejanzas son que los feligreses en su mayoría son jóvenes, quienes tanto en un caso como en el otro cargan las esculturas que representan a estas imágenes para acudir a los lugares donde se veneran, declaró Romero.

“Esto no sucede comúnmente, por ejemplo, en el caso de la virgen de Guadalupe acuden a la Basílica personas de todas las edades y todos los sectores sociales. No se ven tantas esculturas”, indicó el investigador de la ENAH.

Los especialistas coincidieron que a lo largo de los años ambas imágenes han sufrido transformaciones que responden más a la cultura y tradiciones de sus feligreses que a la misma Iglesia.

Ambas son imágenes protectoras. San Judas Tadeo es a quien se recurre en casos difíciles y desesperados, sobre todo entre las personas de estratos sociales más bajos.”

isaac romero

catedrático del enah