Si bien su materia de trabajo, el cerebro humano, es una de las más complejas de la medicina, la perspectiva de los psiquiatras evoluciona rápido. Tienen cada vez mejores herramientas para controlar los síntomas de los pacientes, pero sus objetivos van más allá del servicio de salud mental de tal o cual hospital.
Son conscientes de que, aun siendo la piedra angular de la recuperación, la mejora de los síntomas, el control de los brotes, no mejora la calidad de vida de los pacientes. Es fundamental llevar una vida social, tener una ocupación, relacionarse; en definitiva, vivir con dignidad.
Más de 300 especialistas conovocados por las dos sociedades científicas que los agrupan, la Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, presentaron el pasado viernes en Sevilla los cimientos de un programa que quiere implicar a muchas piezas del sistema sanitario en un puzzle colectivo que defienda la calidad de vida de los pacientes.
Cuentan con el apoyo de la compañía Janssen-Cilag, lo han llamado proyecto Funciona y parte, como acción básica, de una encuesta para recabar durante tres meses información sobre la percepción que tienen los psiquiatras, psicólogos clínicos, enfermería, trabajadores sociales, pacientes y cuidadores, y los psicólogos clínicos sobre la funcionalidad. "Significa el primer paso para crear unas recomendaciones acerca de este parámetro como objetivo alcanzable en el tratamiento del paciente con trastorno mental grave", asegura el doctor Fernando Cañas, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Doctor Rodríguez Lafora, de Madrid. Es, por tanto, un cambio de actitud.
Medir la funcionalidad de alguien no es fácil. El termino alude a la capacidad de los afectados para desenvolverse en varias esferas de la vida social: el autocuidado, el desarrollo personal, desenvolverse esquivando el rechazo, la exclusión, vencer a la discapacidad.
Para eso hace falta motivar a las profesionales, contar con herramientas para evaluar, establecer variables a modificar, encontrar los métodos para hacerlo y, quizás lo más difícil, sumar esfuerzos de servicios de salud, de servicios sociales o de asociaciones de pacientes hacia el mismo fin. La mejora clínica no es relevante si no se mejora la funcionalidad del paciente. La idea, su filosofía, no es solo una muestra de una sensibilidad profesional hacia los pacientes, es la prueba de un cambio de actitud.
Los psiquiatras no quieren ser dispensarios de antipsicóticos y tranquilizantes. La mente falla si la vida no funciona y, a veces, aun controlando los síntomas, esa escasa calidad de vida o esa carencia de relaciones sociales, mueve a episodios de depresión profunda que, en el peor de los casos, empujan al suicidio. Ahí es cuando es demasiado tarde. Un hueco del sistema, real, de fondo, que José Giner, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, define como "el dedo en a llaga del problema de la funcionalidad".
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Etiquetas: Salud | author: BuscadorPosts Relacionados:
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