"El ser humano sale hacia delante si se le ofrecen oportunidades"

Tomás Castillo es psicólogo y ha dedicado toda su vida profesional a promover proyectos para la discapacidad, dirigiendo entidades como la asociación Amica o la Federación Española de Fibrosis Quística. Ha participado como consultor experto en la elaboración de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) de la OMS y en 2005 compareció en el Congreso de los Diputados en los preparativos de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia. Tiene publicados los libros Déjame intentarlo y Aprendiendo a Vivir.

-Sobre la enfermedad y la discapacidad se suele hablar de las barreras físicas, pero ¿qué son las barreras psicológicas?

-Son creaciones culturales resultantes de situar a la persona como enfermo, en vez de ver primero a la persona y después ver a la enfermedad. Este olvido del ser humano cargado de capacidades ha producido ese efecto de que poniendo en primer plano la enfermad lo único que advertimos son las limitaciones y las diferencias de la patología, es una cultura de lo negativo que nos separa. Las barreras psicológicas son armazones que no se ven pero son insalvables para la persona enferma, pues si tú no me aceptas dependiendo de para qué por mi dolencia ya has establecido una barrera entre tú y yo sin haberte dado tiempo para conocerme como persona.

-¿Y cómo se pueden destruir estas barreras distanciadoras?

-Para cambiar la mentalidad social las barreras psicológicas hay que trabajarlas primero en el campo de las ideas. El ser humano es diverso y las enfermedades se manifiestan en todas las personas en un momento u otro de la vida, con lo que cuando uno tiene un estado de salud delicado no pasa a ser diferente a mí. Haciendo una foto integral de la persona, y no sólo del trastorno que sufre, nos daremos cuenta de que sobre todo hay sentimientos, emociones y capacidad en el otro. Todos estamos en riesgo de tener enfermedades sobre todo cuando vamos para mayores.

-Este retrato completo es difícil en una sociedad competitiva que considera que el más rápido o hábil es el que sale hacia delante. ¿No le parece?

-Sí, sin embargo, llevo 26 años trabajando con personas con discapacidad, muchas de ellas con enfermedades crónicas, y he descubierto que el ser humano sale adelante si se le ofrecen oportunidades. Muchas veces desechamos a una persona en base a su discapacidad, pensamos que puede ser un buen compañero de trabajo pero no un amigo o una pareja. He comprobado que las personas con oportunidades pueden ser un amigo, o una pareja, o un trabajador como cualquier otra persona. Esta negativa a las oportunidades es un drama social tremendo. El gran drama para el enfermo de que no se espera nadie nada de mí.

-¿Este condicionamiento puede darse desde la sobreprotección?

-Claro, si los demás, empezando a veces por mi familia, se hacen a la idea de que mi vida consistirá en estar cuidado, bien atendido y que no me falte nada, no se espera de mí que sea una persona trabajadora, que tenga posibilidades de ganarme un sustento, incluso de enamorarme y formar una familia, si nadie espera de mí eso, tampoco se van a dar las posibilidades de que lo intente. Estas cosas las tenemos que reflexionar porque sin darnos cuenta las estamos produciendo, a veces, desde todo el cariño del mundo. Queremos a una persona sobreprotegiéndola cuando en realidad la estamos encerrando en una burbuja impidiendo que crezca.