La armoniosa naturaleza del Valle del Infierno

La peña del Niañu es una modesta montaña que ocupa una destacada ubicación en la cuenca que riega el río del Infierno. Se localiza en el municipio de Piloña y su silueta acaricia uno de los paisajes más apartados y bellos de la región.

Los dominios de esta montaña presiden un paisaje variopinto donde se combinan los frondosos bosques salpicados aquí y allá de remotas brañas que actualmente muestran el estoicismo de un campesinado de edad muy madura y tremendamente diezmado por el proceso demográfico. El dominio del agua de sus múltiples arroyos, junto a la arquitectura peculiar en las aldeas adyacentes, prestigian esta área natural con valores que iremos reconociendo en el transcurso de esta ruta senderista.

La ruta propuesta arranca en el pueblo de El Pedrosu (462 m.) a donde accedemos desde Espinareo por la carretera local PI-4. En el punto kilométrico 1,4 tomaremos el desvío a El Pedrosu distante 3 kilómetros. Desde el aparcamiento tomaremos el camino-pista que se adentra por el valle de la Felguerina con suave remontada tapizada por un tupido bosque de ribera. Llegamos a la Felguerina (581 m.) (1 km. en 50 min. de marcha) y, sin cruzar el arroyo, abandonamos la ruta principal que prosigue al frente en dirección al collado Andolleu yéndonos a nuestra izquierda para seguir la estela de un camino empedrado que progresa al norte con considerable desnivel, hasta situarnos en Brañanueva, conjunto de cabañas que se expanden por el entorno.

Aquí hemos superado la frontera del bosque y la permeabilidad del cielo nos concede la gracia de contemplar el armonioso paisaje que nos rodea. El camino continúa hacía arriba más atenuado y cómodo y, superado el siguiente recodo, ya aparece por encima de nuestras cabezas la cima del Niañu, que presenta una vía de acceso directa pero muy incómoda, por lo que es aconsejable proseguir con la arribada por el camino tradicional que al poco tiempo nos emplaza en la majada Pereda, pertrechada con una robusta cabaña pastoril que ostenta a su vera un formidable ejemplar de tejo. Un poco más adelante el camino pierde su amplia traza y un perceptible sendero lo sustituye por el que navegamos por la limpia ladera a cuyo término nos situamos en el collado del Niañu (886 m.) (3 km. en 1 h. y 30 min. de marcha). Desde su limpia campera por donde habitualmente se ve colmatada de caballos, nos asomamos a nuevos horizontes perfilados por las conocidas montañas del Vízcares, Mota Cetín, La Llambria y el Campigüeños, entre otras.

Desde allí damos un brusco giro a la izquierda e iniciamos el último fragmento de la ascensión que lo llevamos a cabo por la ladera meridional, apropiándonos de un sendero poco identificado que marca el rumbo sesgado a la izquierda, sorteando las piedras erráticas dispersadas por toda la ladera. La costosa subida nos coloca en la pedregosa cima que sostiene una cruz y el buzón montañero fechado en el año 1978. (1074 m.) (3,5 km. en 2 h.).

El Niañu, también denominado por los lugareños como el peñón del Diablu debido a una vieja leyenda referida a una gran piedra que se localiza bajo la cima, nos amplía las bonitas panorámicas sobre su entorno, retornando al punto de inicio por el camino de ascenso.

Oviedo,
Ángel FERNÁNDEZ ORTEGA