La conferencia de Ontañón, a las 20.00 horas en el Gran Hotel Balneario, expondrá los últimos hallazgos arqueológicos en la galería inferior de la cueva de La Garma, yacimiento prehistórico cántabro de gran importancia para los científicos porque estuvo habitado durante miles de años y contiene muestras artísticas de distintas épocas.
El codirector de las excavaciones de la cueva de La Garma sucede en el calendario de conferencias a Joaquín Vaquero Turcios, arquitecto, pintor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de experto en el análisis de las pinturas de la prehistoria.
En su conferencia, Vaquero indagó en las motivaciones de los hombres de la prehistoria para pintar en las cuevas los animales y símbolos que han llegado hasta nuestros días, aunque matizó que "tras el análisis de numerosas muestras artísticas, como mucho llegamos a intuir esas motivaciones porque en realidad aún no sabemos con certeza por qué pintaron".
El ponente aclaró que pintar es un hecho "compulsivo" desde la infancia, aunque a diferencia del habla u otras manifestaciones cerebrales, requiere de un soporte para expresarse.
Vaquero repasó la evolución histórica de las manifestaciones artísticas desde sus orígenes, simples rayas sobre un hueso de elefante de hace 412.000 años, hasta una estatuilla femenina modelada en barro recientemente encontrada y datada hace 420.000 años.
En opinión del conferenciante, el análisis detallado de la evolución de estas manifestaciones artísticas de la prehistoria confirma que durante milenios se produjo una sistematización de las representaciones esquemáticas de animales "hasta que los deslumbrantes artistas" de la cueva de Chauvet (Francia) "rompieron con esa sistematización".Desde entonces, agregó, las formas femeninas se esquematizan hasta convertir la figura en una idea y las figuras tectiformes se reparten por todas las cuevas europeas "quizás como una forma de expresión de la que nos falta la correspondiente piedra de Rosetta para poder comprenderlas".Para Vaquero, todas estas manifestaciones artísticas corresponden a numerosas y variadas motivaciones, bien distintas a las del autor del hombre con cabeza de pájaro hallada en la cueva prehistórica de Niaux o a las de los creadores de las gigantescas figuran que llenan
El codirector de las excavaciones de la cueva de La Garma sucede en el calendario de conferencias a Joaquín Vaquero Turcios, arquitecto, pintor y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de experto en el análisis de las pinturas de la prehistoria.
En su conferencia, Vaquero indagó en las motivaciones de los hombres de la prehistoria para pintar en las cuevas los animales y símbolos que han llegado hasta nuestros días, aunque matizó que "tras el análisis de numerosas muestras artísticas, como mucho llegamos a intuir esas motivaciones porque en realidad aún no sabemos con certeza por qué pintaron".
El ponente aclaró que pintar es un hecho "compulsivo" desde la infancia, aunque a diferencia del habla u otras manifestaciones cerebrales, requiere de un soporte para expresarse.
Vaquero repasó la evolución histórica de las manifestaciones artísticas desde sus orígenes, simples rayas sobre un hueso de elefante de hace 412.000 años, hasta una estatuilla femenina modelada en barro recientemente encontrada y datada hace 420.000 años.
En opinión del conferenciante, el análisis detallado de la evolución de estas manifestaciones artísticas de la prehistoria confirma que durante milenios se produjo una sistematización de las representaciones esquemáticas de animales "hasta que los deslumbrantes artistas" de la cueva de Chauvet (Francia) "rompieron con esa sistematización".Desde entonces, agregó, las formas femeninas se esquematizan hasta convertir la figura en una idea y las figuras tectiformes se reparten por todas las cuevas europeas "quizás como una forma de expresión de la que nos falta la correspondiente piedra de Rosetta para poder comprenderlas".Para Vaquero, todas estas manifestaciones artísticas corresponden a numerosas y variadas motivaciones, bien distintas a las del autor del hombre con cabeza de pájaro hallada en la cueva prehistórica de Niaux o a las de los creadores de las gigantescas figuran que llenan
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