Su vida, transcurrida en el siglo VI, fue escrita por el Papa San Gregorio, con quien compartió una gran amistad, tanto en el plano espiritual como el humano. De esta misma forma, otras tantas personas, se beneficiaron de su trato ejemplar. Abad del Monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto, destaca por su sencillez de vida y sus probadas virtudes, que atestiguan su santidad. Entre los muchos milagros realizados, se encuentran varias curaciones y la resurrección de un muerto. Pero esta profunda vida de Fe, también se manifiesta en la paciencia ante sus defectos. Precisamente, sucedió el hecho de un niño atormentado por el demonio, que unas monjas encomendaron a Eleuterio. El Santo intentó expulsarlo, pero era tal su autosuficiencia que, después de recapacitar, pidió a sus hermanos monjes que orasen y ayunasen, para echar al espíritu maligno, siguiendo las recomendaciones de Cristo en el Evangelio.
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