Desde sus inicios, se nota la protección de Dios sobre él. Tuvo una inteligencia muy precoz y mostró gran habilidad. Tanta destreza manifestó en su condición de aprendiz de platero que el rey Clotario, su hijo Dagoberto y su nieto Clovis II le trajeron a la corte para el trabajo de los metales preciosos. Aquí descubrieron en él, no sólo un hombre artesano, sino ante todo, un ser cabal, profundo y muy honrado.
Esta bondad proviene de su espíritu recto y de su Fe cristiana. Su amor profundo por el silencio cuando está sólo le ayuda a buscar más a Dios y entrar en oración.
Hombre que vive la caridad con el prójimo, aborrece todo lo que suponga enjuiciar a los demás, porque el Evangelio dice: “No juzguéis y no seréis juzgados”.
En esto se fijó el rey Dagoberto cuando le pidió ayuda para solucionar su contencioso con el monarca de Bretaña.
Ordenado sacerdote, y posteriormente Obispo, rigió durante sus últimos diecinueve años de vida al pueblo fiel con verdadero celo pastoral.
1 de noviembre San Eloy
Etiquetas: Santoral |
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