El encuentro se decidió hace muchos años, en 1957, cuando un joven Antonio López Sáenz decidió pintar un cuadro para participar en un concurso del Salón de la Plástica Mexicana. Ahí nació Cargador.
El óleo sería elegido para la muestra, dándole a López Sáenz un reconocimiento de importancia nacional, un premio en efectivo y también sería la última ocasión en que el pintor vería esa pintura.
Muchos años después, la mazatleca Aurelia Gómez Saucedo decidió hacer realidad un viaje a Tierra Santa, preparó todo y en abril de este año se unió a un grupo que voló rumbo a Jerusalén.
El último protagonista de esta historia se llama Eyjafjallajökull, un volcán de la fría Islandia, que decidió hacer erupción el 20 de marzo de 2010, después de un año de amenazar a Europa con una actividad sísmica en crecimiento.
La primera erupción provocó el desalojo de algunos vecinos del volcán, pero no pasó a mayores, Aurelia ni siquiera pensaba en él y López Sáenz pintaba a una familia sobre un cerro mientras un ferry descansaba, amarrado en el canal de navegación.
Atrapada
Después de recorrer los principales lugares santos en Israel, Aurelia aterrizó en Egipto, el 15 de abril, un día después de la segunda erupción del Eyjafjallajökull, a miles de kilómetros de distancia, pero la diferencia en esta erupción fueron las toneladas de cenizas que comenzaron a cubrir Europa.
Mientras comenzaban a cerrar los aeropuertos de Europa, Aurelia se preparaba para regresar a México, recorrió el Nilo y hasta se atrevió a viajar a Jordania para conocer los templos de roca tallada en Petra.
Su vuelo saldría desde El Cairo a París, el 16 de abril, a las 6:35 horas, pero antes de abordarlo les avisaron que iniciaba la cancelación masiva de vuelos hacía Europa, la ruta de regreso a México elegida por el grupo en el que viajaba Aurelia.
"Aquí comenzó nuestro viacrusis", relata Aurelia.
Todavía con la esperanza de volar en uno de los siguientes vuelos, los mazatlecos comenzaron a presentarse en el aeropuerto, sólo para descubrir que los mostradores de las aerolíneas habían sido abandonados.
La agencia de viajes egipcia los trasladó a un hotel, pero los gastos comenzaron a correr por su cuenta, los teléfonos celulares que lograban comunicación con Mazatlán, la Embajada Mexicana, la esperanza de encontrar una respuesta en las aerolíneas se convirtieron en las preocupaciones del grupo de 16 sinaloenses.
El lunes 19 de abril, Aurelia formó parte de una comitiva que se presentó en la Embajada Mexicana para solicitar un poco de ayuda económica o un lugar a donde trasladarse.
"Llegamos a la Embajada y nos trataron muy bien, nos dijeron que pasáramos a la sala de juntas y nos quedamos viendo una pintura muy grande, imponente, que estaba ahí".
Ahí descubrieron que la pintura estaba firmada por otro mazatleco, Antonio López Sáenz. Una enorme alegría los invadió.
"El hecho de encontrar la pintura nos hizo sentir que nuestros problemas se habían arreglado".
Junto con el Embajador, José Antonio Mendoza Labra, el grupo de mazatlecos celebraron la coincidencia y comenzaron a buscar resolver un viaje que se había quedado sin fecha de regreso.
El 25 de abril, Aurelia logró volar a Roma y desde ahí a Madrid, donde tomó el vuelo a México. Llevaba consigo la felicidad de escapar de un volcán y una foto junto a un cuadro, pintado por un joven que soñaba con ser una gran pintor.
Convertido en miembro del Colegio de Sinaloa y consagrado ya desde hace tiempo, López Sáenz recibió la aventura de Aurelia como un acontecimiento, se reencontró con su viejo cuadro de estudiante y fue feliz al recordar que tal vez ese haya sido el primer cuadro que le pagaron.
Ariel Noriega
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