La obra 'Un mundo en sus manos' da a conocer al público el trabajo realizado en el
Se apagan las luces y se alza el telón. Se escucha algún «¡oh!» entre el público. El salón de actos de la ONCE se convierte en cuestión de segundos en un universo a explorar por un astronauta de película. Los planetas flotan en el aire como por arte de magia y la música indica que algo importante está a punto de ocurrir. Algo importante está ocurriendo en efecto. De cara a la sala de butacas, 'Un mundo en sus manos',ha sido una de las propuestas más interesante de la semana para el público infantil y para quienes quieren volver a sentirse como niños. Tras el telón, la pieza teatral es el resultado de incontables horas de trabajo y esfuerzo. A ambos lados, es la prueba más rotunda de que los alumnos del centro ocupacional Punta de Europa para discapacitados psíquicos pueden llegar mucho más lejos de lo que todos, incluso ellos mismos, parecen esperar.
La compañía 'Bambalinas' ha optado en sus últimas representaciones por el teatro negro. Los actores visten de negro y se mueven sobre un fondo negro para crear efectos casi mágicos. En 'Un mundo en sus manos' se traduce en planetas que dibujan órbitas hipnóticas, extraterrestres que bailan ingrávidos y títulos de crédito finales que nada tienen que envidiar a los de la gran pantalla. Todo, desde el guión hasta la elaboración del decorado y del atrezzó es obra del equipo del centro.
Han sido muchos días de ensayo. Lo que para las personas que no padecen una discapacidad es un acto casi reflejo, para alguno de los alumnos puede suponer horas de ensayo, pero superan los obstáculos con constancia. La preparación no ha estado exenta de anécdotas, como comenta la directora del centro ocupacional, Mari Carmen Portillo. «Los monitores les insistían en que el astronauta debía sentirse triste cuando veía que no podía cumplir su misión y se metieron tanto en la historia que un día dos llegaron al despacho llorando porque les daba pena».
Son anécdotas que no empañan los objetivos de la iniciativa: pasarlo bien y, sobre todo, superar las trabas que encuentran en su vida cotidiana. El teatro, al igual que otras actividades que llevan a cabo como la carpintería, las manualidades o la costura, les proporciona herramientas para ganar en habilidad y confianza en sí mismos, con el añadido de que ofrece la posibilidad de mostrar su trabajo el público.
Retratos
Bambalinas ha contado en esta ocasión con un colaborador de lujo: el fotógrafo Fernando Barrios. El artista ha tomado una serie de fotografías de los actores enfundados en sus trajes negros para crear una colección que se exhibe de forma paralela a la muestra. Barrios ha jugado con los planetas que forman parte del atrezzo, la iluminación y los guantes blancos para enmarcar los rostros de los protagonistas en un universo en el que brillan con luz propia.
Barrios cuenta que la idea surgió de la directora del centro, que vio unos retratos que le hizo a sus hijas tras un ensayo para probar un objetivo nuevo. «Los vio y me propuso hacerle fotografías a todos», explica. «Son muy disciplinados y muy naturales», explica, «con la mayoría no hay que dirigir, surge de forma espontánea.
Los retratados confiesan que están encantados con las fotografías. Se reconocen en ellas. Las hijas de Barrios, Conchita y Belén, acompañadas de Elisabeth, hacen un recorrido por las fotos. Las palabras «cariñoso», «divertido» y «simpático» se repiten para hablar de sus compañeros. «Terco» y «cabezota» son otros de de los adjetivos más repetidos, incluso cuando se refieren a ellas mismas. Sin embargo, es la «terquedad» convertida en tesón gracias al trabajo diario lo que hace que logren resultados como 'Un mundo en sus manos'.
Trabajo en equipo
La muestra fotográfica ha permanecido en la sala de exposiciones de Cajasur hasta el pasado 14 de mayo, pero el centro se plantea la posibilidad de convertirla en una exposición itinerante. «La obra y la exposición demuestran que son capaces de realizar obras más o menos complejas, que tienen su personalidad y saben desarrollar; y, sobre todo, que son muy disciplinados, que es una virtud que tienen dentro de su discapacidad», afirma. «Si les das un cometido lo trabajan hasta hacerlo perfectamente y tienen la cualidad de saber trabajar en equipo, cada uno tiene su cometido de acuerdo con su capacidad intelectual».
Un grupo del centro ocupacional de Barbate asistió a la representación y vio la exposición el pasado miércoles. Todos, alumnos y profesores, coincidían en que les gustaría probar.
Los estudiantes de un colegio, entre los que había una alumna con síndrome de Down, se quedaron boquiabiertos cuando los actores de Bambalinas eran como una de sus compañeras con síndrome de Down. Ahora el «oh» es más grande.
SANDRA BALVÍN sibalvin@diariosur.es
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