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El hinduismo

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El hinduismo no posee fundador, no es una religión ni una filosofía sino una suma de ellas, un conjunto de creencias metafísicas, religiosas, cultos, costumbres y rituales que conforman una tradición, en la que no existen ni órdenes sacerdotales que establezcan un dogma único, ni una organización central.

Se trataría más bien de un conglomerado de creencias procedentes de pueblos de diferentes regiones junto con las que trajeron los arios que se establecieron en el valle del Indo.

En el hinduismo como cultura existe el teísmo, el deísmo, el politeísmo, el panteísmo, el agnosticismo y el ateísmo. Así como un judío de cualquier nacionalidad se siente culturalmente judío (incluso si es ateo), el hindú se siente culturalmente hindú. Un budista hindú se diferencia de otro budista cualquiera por su cultura.

El hinduismo está estructurado por varias religiones que son tan diversas como contrarias en sus formas. Dentro del hinduismo hay religiones politeístas, monoteístas, panteístas, ateas (en sentido limitado, es decir, que pueden reconocer la existencia de realidades sobrenaturales), etc. De igual forma existe un conjunto de filosofías que abre un abanico de posibilidades.

El hinduismo carece de una doctrina única. Cada religión sigue la suya propia: Los vaishnavas creen en un ser supremo eterno, llamado Vishnú, sin embargo, los vaishnavas gaudiyas (‘vishnuistas bengalíes’) adoran exclusivamente a Krishna.

En el Vedānta esa suprema realidad es denominada Brahman y no tiene pasado, presente ni futuro y es infinito. Todos los demás seres del universo son su expresión, por lo que se le considera principio del universo. Esta visión puede considerarse panteísmo o monoteísmo según el punto de vista.

Los shivaístas de Cachemira creen en un solo dios, Shivá, y niegan la importancia de Brahmā y Vishnú. Su visión monista del universo ha sido plasmada en los Shivá Sūtras. Por otra parte la filosofía Samkhya de Kapilá es una filosofía profundamente atea y actualmente considerada ortodoxa.

Doctrinas

En el hinduismo hay diversidad de creencias, pero básicamente los hinduistas creen que detrás del universo visible (Māyā), al que atribuyen ciclos sucesivos de creación y destrucción, hay otra existencia eterna y sin cambios. Abandonar el ciclo de reencarnaciones (samsara) y retornar al universo espiritual constituye el mayor de todos los logros para los hinduistas.

En la corriente hinduista impersonal, Dios es denominado Brahman. Todos los demás seres son su expresión, por lo que se le considera principio del universo. Esta visión puede ser llamada panteísmo.

Sin embargo, la complejidad del hinduismo es tal, que difícilmente puede etiquetarse o darle una descripción. Una de sus características es la multiplicidad de dioses. En textos occidentales llegó a hacerse popular la tríada hindú, llamada Trimurti (‘tres formas [de Dios]’: los dioses masculinos Brahmā, Vishnú y Shivá), pero generalmente nadie adora a los tres dioses. Muchos hinduistas adoran a la diosa Durgā (conocida por algunos por uno de sus aspectos como Kali), pero también a un gran número de otros dioses, incluidos dioses comarcales.

Relaciones entre doctrinas

La presencia de escuelas diferentes dentro del hinduismo no debe ser vista como un cisma. Por el contrario, no hay animosidad entre las escuelas. En vez de eso, hay una polinización de las ideas entre las escuelas, y un debate lógico que sirve para refinar el entendimiento de cada escuela del hinduismo. No es poco común, y es permitido, que un individuo siga una escuela pero que tome la perspectiva de otra escuela para ciertas cuestiones.

Tendencias en el hinduismo

Monoteísmo: muchos hinduistas creen en un solo Dios.
Politeísmo (creencia en varios dioses): porque —como varias religiones de la India— profesan el sincretismo.
Advaita: un tipo de hinduistas que creen en un Dios abstracto, o en un Dios energía, no persona.
Idolatría: para los hinduistas, Dios puede entrar en una estatua (murti) para permitir su adoración (baño, ofrenda de comida, etc.).

Dentro del monoteísmo se pueden incluir el Vishnuismo (o Vaisnavismo), el Shivaísmo (que adora al dios Shivá) y el śaktismo (que adora a la diosa Kali), opuestas a la doctrina advaita (donde los jñanis estudian al Brahman impersonal).

Hay prácticas que todos respetan, como reverenciar a los bráhmanas (sacerdote) y a las vacas, no comer la carne de éstas y casarse sólo con una persona de la misma casta (el hinduismo establece el sistema social de castas).

Fuera de esto, no existen preceptos rigurosos acerca de cuándo deben formularse las oraciones y realizarse los ritos, ni propiamente una jerarquía eclesiástica.


Una constelación de símbolos

La idea de Dios está contenida en la palabra "brahman", que significa el origen y la causa de toda existencia. Dios se muestra de distintas formas y es adorado representado en diferentes dioses.

Por encima de todas las deidades se encuentran tres dioses masculinos, que constituyen el máximo exponente del ciclo continuo de la vida formado por la creación, la preservación y la destrucción.

Brahma, el creador

Es el señor de toda la creación. Está por encima de la adoración humana y tiene dedicados muy pocos templos. Se le representa con cuatro caras orientadas
hacia las cuatro direcciones del espacio, porque es el creador del universo. Originariamente tenía cinco rostros, pero Siva destruyó el quinto porque Brahma le ofendió. En sus ocho manos sujeta los Cuatro Vedas, que representan el conocimiento; un collar con forma de rosario, que significa el tiempo; un recipiente con agua, que simboliza la fertilidad, y un instrumento para los sacrificios, ya que el mundo fue creado mediante el sacrificio.

Brahma aparece sentado sobre una flor de loto que simboliza la creación y un cisne o un ganso, que son su vehículo y representan la sabiduría.








Vis
nú, el preservador

Es el dios encargado de preservar la vida y a todos los seres vivos. Es el responsable del destino de los hombres. Se le representa bajo diez encarnaciones distintas -llamadas avatara-, de las cuales las dos más representativas son las de Krishna y Rama, y se le asocia con el amor altruista (lo cual induce a pensar que su culto podría derivar de otro destinado a un antiguo héroe erótico).

Con una mano sujeta un disco solar o una maza dorada, que representa los elementos de la fuerza de la naturaleza, de los que se derivan los poderes físicos y mentales. En la otra mano sostiene un caracol marino, que simboliza el sonido "om", que es el que emerge de la creación.

Su ojo izquierdo es oscuro y simboliza la noche, mientras que el derecho es claro y representa al día. El Sol emerge de su boca, su vestido está compuesto de llamas, en su cinturón aparece el arco iris y las nubes son el cabello de su cabeza.

En su representación avatar como Krishna es de color azul, el color del infinito.

Visnú se apoya sobre mil cabezas de serpiente, y su esposa, Lakshmi, es la diosa de la fortuna y aparece en c
ada una de sus diez encarnacaciones bajo una forma simbólica.


Siva, el destructor


Siva, el dios de la destrucción, también es conocido como dios del tiempo. En él convergen -y en él se resuelven- todos los extremos. Se le considera responsable tanto de la destrucción como de la creación, así como de la no creación: el comienzo es el fin y el fin es un nuevo comienzo. Aparece representado danzando dentro de un círculo de fuego que significa el eterno movimiento del universo, y reconciliando las fuerzas opuestas de la oscuridad y la luz. La danza representa la destrucción de Maya, el mundo ideal.

Siva se representa despeinado, como símbolo de desprecio a la sociedad: sus cabellos representan los siete ríos sagrados de la India; por ello es el protector de las aguas del río Ganges que, para los hindúes, significan la vida eterna. En el rostro de Siva se observan otros símbolos, como un tercer ojo que significa el grado más alto de percepción, porque con él puede descubrir y destruir con fuego a los enemigos. Este tercer ojo apareció cuando su esposa, Parvati, le cubrió los otros dos durante un juego. Sobre el tercer ojo se encuentra la representación de la Luna creciente, que a su vez es el símbolo del toro Nandi, que representa la fertilidad.

El cuerpo de Siva aparece rodeado por tres serpientes que actúan como armas defensivas ante cualquier enemigo. De las manos del dios, una simboliza la destrucción y el renacimiento porque guarda la llama de la destrucción; a través de la otra, el redoble del tambor ("om" supone la nueva creación; el gesto intrépido de mostrar la palma de la mano ofrece al fiel protección y favor, así como refugio seguro. El pie izquierdo levantado indica liberación, mientras que bajo el pie derecho aparece un demonio asesino sobre el que está danzando el dios.

El culto a Siva es uno de los más populares entre los hindúes. En su honor se realizan prácticas y penitencias ascéticas, entre las que destacan el yoga y la renuncia.

Siva tiene tres esposas: Durga, Kali y Parvati. Cada una expresa aspectos del carácter y facetas de la naturaleza del dios, así como su propia feminidad.

Diosas, dioses y castas

Aunque una de las características de la cultura védico-hindú es una cierta misoginia, de hecho ésta se contraponía a la tendencia natural de las tradiciones tribales de la región antes de las invasiones arias. Ni el Rig-Veda ni los Brahmanas ni los Upanishad tuvieron muy en cuenta a la mujer en su panteón divino. Hubo que esperar a que aparecieran los Puranas (textos sagrados con relatos sobre la vida de los dioses) para que se reivindicara lo femenino.

Mahadevi, la Gran Diosa Madre, se presenta como la consorte de las principales deidades masculinas hindúes, aunque también engloba a miles de diosas locales, las llamas devi.

Mahadevi, en sus distintas representaciones, puede ser benigna y fructífera, como Lakshmi o Parvati, o poderosa y destructora, como Kali o Durga.

En toda la India hay muchos templos destinados a diosas. Algunos tienen orígenes tribales y están basados en la idea primitiva de que la tierra, o una Diosa Madre asociada a la fertilidad y a la agricultura, puede necesitar ofrendas de sacrificios sangrientos para calmarse.

El culto de las diosas como energía femenina (Shakti) reviste una gran importancia en los antiguos textos conocidos como Tantras. En algunas tradiciones tántricas, la energía femenina es contemplada como un poder abstracto y creativo del dios Siva; sin embargo, en otras tradiciones está personificada en diversas formas, pacíficas o agresivas. Shakti, esposa de Siva, representa, frente a la conciencia pasiva de él, la energía o el poder del dios, aquél mediante el cual realiza los cinco actos de la creación, mantenimiento y destrucción del universo, concediendo la gracia a los devotos y, a la vez, ocultándose de ellos.

La posesión espiritual chamanística es un componente del ritual de la Diosa Madre, sobre todo en las tribus y ciudades indias. El chamán entra en trance para asumir la personalidad de la diosa.

Por último, no debe olvidarse la tradición del sati en el hinduismo ortodoxo. El sati es una forma de suicidio que se realiza cuando la viuda (que por serlo ha quedado al instante marginada de la sociedad) asciende a la pira funeraria del marido. Este acto de autoinmolación se considera como un sacrificio de purificación válido tanto para el marido difunto como para la propia esposa.

El sistema de castas

Durante la primera etapa de su desarrollo, la sociedad hindú fue dividida en cuatro clases o castas, llamadas varna. Cada una de ellas corresponde a un estilo de vida.

Brahmanes: son los sacerdotes y representan la cúspide de la escala social.

Kshatriyas: son los guerreros.

Vaishyas: son los comerciantes y granjeros.

Shudra: son los siervos y los trabajadores.

En la actualidad, los gobiernos intentan mejorar la situación de un grupo todavía inferior, los dalit, también conocidos como "intocables", que realizan los peores trabajos en la sociedad tradicional hindú.

Para la mentalidad occidental, la organización en castas puede parecer una forma brutalmente anticuada de relación social. Como contrapartida, la mentalidad hindú (compartida en este caso con el budismo y el jainismo) respeta siempre la ahimsa, un principio universal de respeto hacia todo lo vivo para no herirlo.

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