Para nuevos problemas, nuevas soluciones. Hace dos décadas, que un niño llegara a la consulta de su pediatra con problemas de hipertensión era un caso raro. Sin embargo, en los últimos años, lo excepcional se ha ido convirtiendo en frecuente, a causa, fundamentalmente, del aumento de la obesidad entre los más pequeños. Este preocupante cambio ha llevado a los especialistas a editar la primera guía europea para el manejo de este trastorno en niños, un documento que pretende orientar a los profesionales sobre cómo actuar en la práctica clínica.
"Hasta hace poco se pensaba que la hipertensión era una enfermedad de adultos, pero cada vez vemos más casos en niños. Era necesario un documento que guiara al médico a la hora de evaluar, diagnosticar y tratar la enfermedad", explica a elmundo.es Empar Lurbe, investigadora del Centro de Investigación en Red sobre Obesidad y Nutrición (CIBERobn) y una de las autoras de las recomendaciones.
Entre otras medidas, estas guías recomiendan realizar mediciones periódicas en las consultas a los niños de más de tres años (o incluso antes si el pequeño presenta algún factor de riesgo). "Además de los problemas ya establecidos, es necesario detectar los casos con presión arterial normal-alta, porque son los que se van a hacer hipertensos en el futuro si no se hace algo para evitarlo", comenta Lurbe.
Por otro lado, las guías también se establecen los valores límite a tener en cuenta en función de la edad, el sexo y la talla de los pequeños y las distintas estrategias preventivas y enfoques terapéuticos disponibles, tanto para los niños que ya son hipertensos como para aquellos que llevan camino de sufrir el problema. Asimismo, también se contemplan los protocolos necesarios para controlar la evolución y la aparición de posibles complicaciones en los pacientes diagnosticados.
"Por ejemplo, se recomienda que todos los niños con hipertensión se sometan a una prueba de la secreción urinaria de albúmina -para comprobar si existe algún problema renal- y un ecocardiograma para ver el estado de su corazón", añade Lurbe.
En estos casos, también se aconseja la medición periódica de la tensión fuera de la clínica, ya que permite un mejor control de la evaluación del paciente.
Un trabajo conjunto
Las guías se han elaborado con la participación de pediatras y especialistas de hipertensión en adultos. El objetivo, según explica esta pediatra del Consorcio Hospital General de Valencia, era conjugar la experiencia de ambos profesionales para obtener una visión de la enfermedad a largo plazo.
El documento también marca cuáles han de ser las principales líneas futuras de investigación. "Establece, entre otras cosas, la necesidad de realizar ensayos clínicos de fármacos antihipertensivos en niños", remarca Lurbe, quien recuerda que apenas existen evidencias de la seguridad y eficacia de estos medicamentos en la edad pediátrica.
A raíz de las guías, la Sociedad Europea de Hipertensión ha creado un grupo de trabajo integrado por tanto por pediatras como especialistas en adultos para seguir profundizando en el estudio del problema.
"Es necesario hacer un llamamiento tanto a las sociedades científicas como a la administración para que sean conscientes del problema y hagan un esfuerzo importante para hacerle frente", concluye Lurbe.
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