La biodiversidad es el conjunto de todos los elementos vivos que existen en la Tierra, y esta amplísima e interconectada variedad de vida es el resultado de millones de años de evolución. El hombre forma parte de ella y desde tiempos remotos ha sabido vivir de su entorno natural en perfecto equilibrio.Precisamente su capacidad de interacción y de dominio de la naturaleza es lo que nos hace pensar que, de alguna manera, el hombre está, directa o indirectamente, implicado en la pérdida de la biodiversidad que se viene detectando en los últimos decenios en determinadas zonas del planeta.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el día 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Sirva esta fecha para reflexionar acerca de algunas de nuestras conductas con la naturaleza y la repercusión que tienen sobre los seres vivos y sobre nosotros mismos.
Desde hace algún tiempo, la Comunidad Científica nos está evidenciando de múltiples maneras que entre los factores que influyen en la pérdida de biodiversidad, como por ejemplo la destrucción de hábitats, la tala de bosques, la contaminación, la introducción de especies invasoras o la sobreexplotación de recursos naturales, se encuentra también el cambio climático. Dos elementos estrechamente ligados porque el cambio climático afecta a la biodiversidad y la pérdida de ésta influye en el cambio climático.
Y es que si las temperaturas medias globales suben, como consecuencia del calentamiento global producido principalmente por el exceso de emisiones de CO2 a la atmósfera, éstas están afectando a la diversidad biológica más sensible, encontrándonos actualmente con que hay plantas y animales con serias dificultades de adaptación, o bien están desapareciendo, lo que supone un grave problema en el equilibrio de la cadena biológica, dentro de la cual se encuentra el ser humano.
En este sentido, pensamos que es de vital importancia la intervención del hombre en positivo para recuperar la armonía ecológica perdida. Para ello debemos corregir comportamientos agresivos con la naturaleza y entender que si se hace un mal uso de ella seguirán llegándonos noticias como la desaparición de miles de especies vegetales y animales en un año y que otras miles están en peligro de extinción.
Se da el hecho de que hoy en día son los países desarrollados los que más intervienen en la defensa del medio ambiente, debido básicamente a la cada vez mayor concienciación ciudadana y a las políticas proteccionistas de las administraciones públicas.
Así lo hemos entendido desde el Ayuntamiento de Valencia y en los últimos tiempos estamos protagonizando, en la medida de nuestras competencias, una amplia batería de actuaciones que nos sitúan entre las grandes ciudades europeas que sobresalen en la defensa de la biodiversidad y en la lucha contra el cambio climático.
Las acciones a las que nos referimos han propiciado un ahorro de emisiones de un 32% en el periodo comprendido entre 2004 a 2009; es decir, si en 2004 con las políticas de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero conseguimos dejar de emitir 71.000 Toneladas, en 2009 dejamos de emitir 93.900 Toneladas de CO2.
De igual manera, mimamos nuestros grandes jardines históricos, así como los 700 jardines que salpican los barrios de Valencia, auténticos hábitats donde conviven gran número de especies vivas para el agrado de los ciudadanos. También, decir que estamos trabajando para aumentar las zonas verdes y pasar de 5,3 a 7 metros cuadros de zona verde por habitante, que sumado a las protegidas masas boscosas de la DevesEl Saler, nos situaría en 19 metros cuadrados por habitante, 14 metros más de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Finalmente queremos recordar los primeros jardines verticales de Valencia que hemos construido en la Estación de Telemando. Dispone de tres muros principales equipados con este tipo de cubierta vegetal en el que crecen especies de diferentes características y aspectos, algunas de ellas verdes y otras florales.
Además de la protección solar, al reducir la temperatura interior del edificio en verano y mantenerla en invierno, los jardines verticales se convierten en un espacio vivo que sirve de zona de paso o hábitats para aves y microfauna, mejorando el microclima del entorno, así como la calidad del aire al absorber CO2.
Nuestro deseo es que entre todos hiciéramos un esfuerzo por conservar los organismos vivos que constituyen la diversidad biológica, fundamento de la vida en nuestro planeta y la que nos proporciona el agua potable, los alimentos y los medicamentos.
Concejala de Calidad Medioambiental, Energías Renovables, Cambio Climático y Ciclo Integral del Agua
Mª Àngels Ramón-Lli
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Actuar en positivo para recuperar la armonía de la naturaleza
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