Más vale tarde que nunca

Mucho se ha escrito sobre los Templarios. En realidad, de un tiempo a esta parte están de moda, tanto en el cine como en libros (novelas).


Soy uno de los siete miembros que fundaron la Asociación Cultural Caballeros Templarios de Castellón. Durante cuatro años he tenido el honor de desempeñar el cargo de presidente de esta asociación como (Gran Maestre) encarnando el personaje histórico de André de Montbard que fue uno de los nueve fundadores de la orden, junto con el creador de ésta, Hugo de Payns en 1118. Cuando en mayo del 2002 se creó esta asociación Caballeros Templarios de Castellón, nuestra intención era, y es por supuesto, como he dicho, recordar a los templarios, qué significaron aquellos monjes/guerreros en la Edad Media con la cristiandad.

Templarios, monjes guerreros que tuvieron mucho que ver en todas nuestras comarcas allá por el siglo XIII. Ellos fueron los tutores de nuestro rey Jaime I. El maestre Guillem de Mont-Rodón le impartió sus primeras lecciones en el castillo de Monzón, siendo todavía un niño, los templarios siempre estuvieron a su lado. De hecho, la historia le conoce con el sobrenombre del Conquistador, pero también como el Rey Templario. Como todos sabemos fueron nueve caballeros franceses los que fundaron la Orden en 1118 como los Pobres Caballeros de Cristo, siempre estuvieron envueltos por grandes enigmas. Entre los grandes enigmas de la humanidad pocos resultan tan complejos y emocionantes como los de los templarios, hijos de la Alta Edad Media, donde los caballeros habían venido a reemplazar al héroe griego y romano lograron reunir en su orden la doble condición de monjes y caballeros. Eso les permitió poder empuñar una espada contra los infieles, lo que no había ocurrido anteriormente dentro del seno de la Iglesia. Una Iglesia acostumbrada anteriormente al martirio como única defensa de su fe, se encontró al ser dueña de grandes propiedades y territorios que estaba obligada a defenderlos, ya lo hacían por ella dentro de Europa los reyes y nobles cristianos, en especial los españoles, con una reconquista que llevaba siglos enfrentándoles a los árabes. No obstante, en Palestina no contaban con ningún tipo de defensa, pero sí con propiedades y tierras, además allí se encontraban los Santos Lugares, el centro y la raíz de sus orígenes. ¿Se podía consentir que estos siguieran en poder de los infieles? Por eso la oportuna oferta de Hugo de Payns y sus ocho compañeros de armas de crear una orden militar de carácter religioso fue considerada y reconocida por el Papa Honorio II en 1127 y San Bernardo de Claraval les dio sus estatutos un año más tarde.

En el transcurso de los siglos, el Temple y lo que representa ha ido despertando todo tipo de envidias y sospechas, provocando traiciones, soportando difamaciones y, finalmente, beneficiando a oportunistas, todo ello ha desvirtuado a menudo la realidad histórica y doctrinal de la Milicia de Cristo.

Esta es la realidad histórica a groso modo de quienes fueron los Templarios y sobre todo expresar la forma tan calumniosa con que fueron acusados de herejes, masacrados y vilmente torturados, y finalmente quemados en la hoguera con el último Gran Maestre Jacques de Molay, que sucumbió en la hoguera de la inquisición, sobre todo en Francia, donde fueron exterminados por razones personales y la avaricia del rey de Francia Felipe IV el Hermoso y la impasibilidad del Papa Clemente V que tenía su sede en Francia no hubo clemencia papal. Lo que pretendía Felipe IV era apoderarse de las riquezas que habían adquirido los templarios a lo largo de su existencia, ya que el rey había heredado el trono de su padre el cual había dejado a Francia totalmente arruinada.

He querido manifestar todo lo relatado para hacer justicia, pues no hace mucho que la Iglesia católica, concretamente el Vaticano, ha reconocido las atrocidades que se cometieron con los Templarios ya que representó todo ello una ofensa a la memoria de unos caballeros que se guiaron por los más nobles y elevados ideales.

Más vale tarde que nunca... H