Sabiduría pitagórica

Uno de los aforismos de los Versos de Oro pitagóricos, expresa: -“Adelante pues!, ponte al trabajo, no sin antes rogar a los dioses que lo conduzcan a la perfección”-.

El filósofo de Samos, en primer lugar, exhorta a la acción, a dar el primer paso, lo cual, casi siempre, representa la mitad del camino por andar.


En esto es donde precisan fortalecerse la mayoría de los seres humanos. Saben elegir bien sus objetivos, tomando decisiones correctas, pero, precisan desarrollar el hábito de pasar, acto seguido, a la acción.

A la hora de poner manos a la obra, hay que hacerlo cuanto antes, venciendo la fuerza de inercia inicial; posteriormente, la misma fuerza de la inercia del movimiento, nos conducirá a feliz término, casi sin esfuerzo alguno.

Aquí reside un profundo secreto del éxito. Además, el trabajo constituye el laboratorio alquímico, donde se templa la voluntad y se purifican las pasiones, elevándose el espíritu a regiones superiores de realización.

En este ejercicio, las mismas fuerzas creadoras del universo, utilizan, a la persona, para realizar los objetivos que ella cree que son suyos. En el fondo no son más que la cuota que asumió de la gran obra, que, casi sin darse cuenta, realiza, por el mecanismo de la propia ambición.

El Creador Universal, dotó al ser humano, del mecanismo de la ambición, para que para que, dejado a su propio arbitrio, por sí solo, se ponga a la tarea, con lo cual, sin que nadie le presione, y asumiendo sus propios objetivos, realmente, está realizando la obra del Creador Universal, cumpliendo su voluntad, plasmada en la Ley Cósmica.

Este mecanismo es idéntico en los cuatro reinos naturales. Empero, siempre recibirá el respectivo salario cósmico, al mismo tiempo que se va forjando en la maestría universal, con lo cual, adquiere la capacidad y la aptitud de asumir tareas de mayor envergadura, y/o que, al mismo tiempo, se les confíen. Aquí, la oración a la que alude Pitágoras es la comunicación mental con el Creador Universal y con los guías y protectores espirituales. En ella solicita la asistencia espiritual, la iluminación, la guía y la fortaleza necesarias para realizar la tarea de la mejor manera posible, es decir, justa y perfecta, en sentido relativo, por supuesto.

GIUSEPPE ISGRÓ C. isgrocattafi@yahoo.es