MADRID.- Si tecleamos 'cáncer' en Google obtenemos 163 millones de resultados. Páginas dirigidas a expertos, blogs de pacientes, sitios de dudosa credibilidad... Los pacientes tienen acceso a un gran volumen de información que está transformando su forma de enfrentarse a la enfermedad y al médico. Sin embargo, la figura del galeno sigue siendo vital para no naufragar por culpa de la red.
Una de las primeras cosas que se enseña en las facultades de medicina es la importancia capital de la relación médico-paciente. Ésta, con el paso del tiempo, ha pasado de los modelos paternalistas hacia la idea de la toma de decisiones compartida y, en los últimos años, a un trato cada vez menos personalizado.
En esta 'evolución' han intervenido diversos factores �avances tecnológicos, súper especialización, etc.- pero "nada ha cambiado la práctica clínica de forma más evidente que una innovación reciente: Internet", subrayan dos expertos del Centro Médico Beth Israel Deaconess y de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos). Y es que, "mientras las tecnologías anteriores estaban bajo el control de los médicos, internet está igualmente disponible para los pacientes".
Múltiples fuentes
El gran océano de datos que representa la red ha alterado el flujo informativo entre facultativo y paciente. El médico ya no es fuente única de sabiduría y cualquiera puede acceder a millones de páginas de contenido tecleando en cualquier buscador. Vídeos, fotos, guías clínicas, webs dirigidas a profesionales... y, además, chats, blogs y otros soportes en los que los propios pacientes hablan de sus experiencias.
Tal es el interés, que el 20% de las búsquedas en internet tiene que ver con la salud, según datos revelados en el V Congreso Nacional de Periodismo Sanitario celebrado en 2009. Pero la red "es un arma de doble filo", señalan los autores en las páginas de 'The New England Journal of Medicine', porque dentro de este maremágnum informativo hay también "falsedades".
Falacias que "se propagan rápida y fácilmente en internet: una vez que llegas a un sitio que asegura que un rumor falso es verdad, los hipervínculos te redirigen a otras páginas que refuerzan esta falsedad", escriben Pamela Hartzband y Jerome Groopman. "El material se percibe como basado en hechos simplemente porque está en la pantalla del ordenador". Esto hace que los médicos se encuentren a veces "en la incómoda posición de intentar disuadir a pacientes vulnerables y desesperados de creer en falsos testimonios", añaden.
Confiar en remedios milagrosos, realizar autodiagnósticos, interpretar erróneamente la información... Los peligros de la World Wide Web son múltiples y los médicos deben lidiar con estos problemas con el consiguiente riesgo de resultar "cerrados de mente, desdeñosos o ignorantes", advierte el artículo.
También los sistemas sanitarios fomentan que el médico esté en esta posición de desventaja. Las páginas web privadas en las que los pacientes pueden consultar los resultados de sus pruebas son una "tecnología eficiente [...] pero sus beneficios deben sopesarse frente a los potenciales efectos negativos de recibir datos clínicos fuera de contexto".
Internet está cambiando la relación médico-paciente, su contenido, sus formas, su equilibrio. Los pacientes gozan de una mayor información y los canales a través de los cuales se comunican con sus doctores han cambiado pero, subrayan los autores, "información y conocimiento no es lo mismo que sabiduría". Por eso, los médicos son los únicos que pueden "sopesar los datos, aconsejar a los pacientes, aprovecharse de sus conocimientos así como de su entrenamiento y experiencia".
CRISTINA DE MARTOS
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