Óleos que capturan la belleza de las cosas más sencillas

HUESCA.- "Injusticia ciega. Mirada real" es el título de la exposición que Gonzalo Martínez presenta en el Espacio Ibercaja Castillo Montearagón durante este mes de marzo.

Se trata de un conjunto de óleos que bajo un estilo realista nos muestran una temática variada y sugerente en la que el hombre principalmente protagoniza instantes y momentos íntimos, o donde los contenedores de basura, las sillas viejas, rincones, espejos rotos… concitan estados evocadores, dictados que advierten de la capacidad observadora del autor, de su facilidad para capturar la belleza de las cosas más insospechadas y sencillas, diversas y dispares.

Practica algunas veces el concepto fotográfico a la hora de componer y ubicar los argumentos de los cuadros, en otras cambia las perspectivas y estructuras para hacerse más pictórico, para elaborar cuadros de resultados que pulsan vibraciones más plásticas. En cualquier caso Martínez muestra su destreza dibujística, el manejo de la técnica, así como la aplicación del color y tratamiento de las luces.

Son composiciones que encierran un poderoso mensaje de armonía, un sentimiento de verdad, de frescura en el tratamiento, originalidad en muchos casos , donde impera la pulcritud ejecutora, el esmero y limpieza realizadoras, que resumen una aptitud de entrega y dedicación apasionada, una emoción que siente y que desea transmitir al espectador.

Sigue una estética tradicional en el género, con el aderezado de una intemporalidad provocada. Pintor también de cosas inertes, viejas o abandonadas, aquello que podría estar durante tiempo y tiempo inmóvil en un mismo lugar sin que nadie reparara en ello para ser rescatado en la pintura con la hermosura que se camufla en la realidad. Y el ser humano. A veces un rostro lacónico de una vida desgastada por los años que delatan las arrugas, o jóvenes sentados en un banco esperando que el tiempo pase para salir del sueño, para terminar la espera. Un bello torso de mujer que entre luces y sombras aparece como mágico poema de un pincel romántico.

Sin salirse de la realidad el pintor reivindica tanto la fidelidad a los modelos como la reflexión sobre ellos. Un toque particular del autor que trasluce en cada pincelada su particular manera de concebir el acto pictórico como relato fiel de la propia vida; para convertirse en notario de una realidad que desea hacer plástica, como forma de acercamiento y comprensión , como descubrimiento, como síntoma afectivo.

Sensible ante todo lo que le rodea, Gonzalo Martínez encuentra en lo que descubren sus ojos motivo justificado para componer sus elocuentes trabajos. Por eso sus cuadros son muestra de su buen hacer, de su inquietud y porque sabe que la belleza se debe sentir y notar.

Afirmación y reflexión en una exposición amena y fácil de ver.

J.L. ARA OLIVÁN