Los optimistas son más felices

Es imposible controlar todo lo que nos sucede y lo que ocurre a nuestro alrededor está fuera de la capacidad humana. Pero los humanos, gracias a Dios, tenemos libre albedrío, completa libertad para elegir la mejor forma como podemos hacer las cosas. Y la felicidad en gran medida depende de esta actitud, como dijo Abraham Lincoln, “la mayoría de la gente es feliz dependiendo de si se deciden a serlo”.


Cuando usted ve un vaso lleno hasta la mitad, ¿ve la mitad vacía o la mitad llena? Cuando usted ve una página blanca con un punto negro, ¿ve sólo el punto negro o mira la página blanca? Cuando sus hijos cometen una falta grave, ¿los condena inexorablemente o nunca los premia por sus acciones positivas? Cuando usted viaja y experimenta en su mayoría incidentes alegres y unos pocos problemáticos, al regresar ¿comenta usted los gozosos o los tristes? ¿Tiende usted a mirar el lado oscuro de una situación o el lado brillante?

A través de mi vida, me he dado cuenta de la importancia de nuestra actitud sobre la vida. Los optimistas no son solamente más felices, sino que también gozan de mejor salud. Debemos vivir el presente. No podemos cambiar el pasado y el futuro es incierto. Lo único que podemos cambiar es nuestra actitud. La vida es diez por ciento lo que me pasa a mí y noventa por ciento cómo reacciono.

Las personas que tienen una actitud o una visión más positiva de la vida, tienen la mitad de infartos y problemas cardíacos, comparado con el resto de la población. Y lo mismo sucede con el cáncer y la salud mental de los pacientes. Los poderes curativos del optimismo son elementos claves en la lucha contra estas enfermedades.

Para desarrollar una actitud mejor, positiva, optimista, considere estos pasos:
a) Ayude a su prójimo, vecino, amigo, familiar. Haga algo útil y constructivo en el mundo. Puede hacerlo con una persona cada vez. Mantenga un diario escrito de estas acciones positivas. b) Observe las buenas cualidades y las acciones de las demás personas, elogie sus esfuerzos o éxitos y hágalo sinceramente. c) No se lamente por los obstáculos o problemas en su camino. Explore las posibilidades de cada situación y salga adelante. d) Cuente sus dones, sus bendiciones y sea agradecido por ellos. e) Si no puede dominar su pesimismo o depresión, comparta sus sentimientos buscando ayuda profesional y competente. f) Ore todos los días. El comunicarse con Dios, incluyendo la meditación, mantiene un balance entre la gratitud y la alegría. Todos podemos cambiar nuestra actitud. Los pensamientos y las acciones se conectan. Lo que pensamos debemos convertirlo en realidad... Hay que contemplar la página blanca y no el punto negro... Seamos optimistas, seamos más felices...
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Mimi Nasthas de Panayotti: miminasthasSPAMFILTER@yaoo.com