Que la ciencia trascienda a la sociedad. Este es uno de los objetivos del Día do Científico Galego, que ayer celebró su cuarta edición con el homenaje a Ramón María Aller Ulloa, padre de la astronomía gallega y una de las grandes referencias en España y al que este año se dedicó la jornada. El acto, instituido por la Real Academia Galega de Ciencias, recibió en Santiago el respaldo de representantes de las instituciones científicas, culturales, académicas y políticas, entre ellas el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, y el conselleiro de Educación, Xesús Vázquez.
Es el principio de la consolidación de una iniciativa que aspira a emular, en su ámbito, el reconocimiento logrado por el Día das Letras Galegas. «Es el camino a seguir, pero aún nos queda mucho, porque es necesaria una mentalización social a favor de la ciencia, y esto es algo que no se logra de un día para otro», advierte el vicepresidente de la academia, Miguel Ángel Ríos, quien apela a la necesidad de que en el futuro las actividades de promoción de la ciencia se celebren a lo largo del año.
El acto, además de rendir homenaje a Aller, se convirtió, por extensión, en una reivindicación de la ciencia en Galicia. «Esta é unha festa á que a comunidade científica quere invitar a toda Galicia para renderlle homenaxe ás figuras máis destacadas da súa historia, difundido a súa contribución para que a opinión pública poida percibir, a través dos exemplos máis destacados do pasado, o prestixio actual da investigación en Galicia e a necesidade de investir recursos nela para que o seu potencial sexa cada vez maior», destacó el presidente de la academia, Ernesto Viéitez. En este mensaje redundó Miguel Ángel Ríos: «Lo importante -dijo- es que la ciencia trascienda a la sociedad, que salga de los muros de la universidad y los laboratorios y llegue a la gente y a las empresas para convertirse en el motor del desarrollo de Galicia».
Un cura sin parroquia
Este año, el Día do Científico Galego contó con la colaboración de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, que ha organizado para entre hoy y mañana visitas guiadas para 350 estudiantes a las sedes de los observatorios Ramón María Aller en Santiago y Lalín, su localidad natal.
Ramón María Aller, que ejercía fundamentalmente como cura, aunque sin parroquia, antes que como científico, convirtió a Lalín en una referencia para la astronomía europea antes de incorporarse, con 60 años, como profesor en la Universidade de Santiago.
Su sobrino, Victorino Gutiérrez Aller, destacó la humildad de su tío, que «deu misa na casa en Latín ata un ou dous días antes de morrer».
Autor:
R. Romar
/www.lavozdegalicia.es
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