Los anillos de Saturno están hecho de partículas de hielo. Como no existe suelo en este planeta una nave humana no podría descender allí. |
La erupción de los géiseres de Triton, una de las lunas más grandes de Neptuno, se escucha desde 8.000 metros de distancia.
Lo inusual de Mimas, una luna de Saturno, es que sobrevivió al impacto que causó el cráter Herschel, de una extensión de 13 kilómetros.
El hombre siempre ha sentido fascinación por escoger los lugares más espectaculares de la Tierra. El primero fue Heródoto, quien en el siglo V antes de Cristo propuso las siete maravillas del mundo, entre las que estaban los Jardines Colgantes de Babilona, el Faro de Alejandría, el Coloso de Rodas y la Gran Pirámide de Giza, en Egipto, el único de esos lugares que hoy todavía existe. Pero teniendo en cuenta que estas eran obras del hombre y no de la naturaleza, recientemente se convocó a un concurso para elegir las maravillas naturales del planeta, entre las que clasificaron el Gran Cañón de Colorado, la Gran Barrera de Coral y el Monte Everest.
En ese mismo sentido, el mes pasado, la revista Scientific American decidió hacer la suya propia pero esta vez no se limitó a sitios en la Tierra. Fue así como apareció con la lista de las ocho maravillas del sistema solar. Obviamente, el planeta azul quedó fuera de concurso porque "sería una injusta comparación ya que hay muchos lugares sorprendentes en la Tierra, pero en el sistema solar hay maravillas que la gente difícilmente podrá conocer", señaló a SEMANA el director de arte de la reconocida revista científica, Edward Bell. No se trata de un inventario oficial sino de una compilación hecha por Bell e inspirada en el trabajo de Ron Miller, un afamado ilustrador de astronomía y ciencia ficción. Miller se basó en imágenes tomadas por las sondas Cassini -enviada por la Nasa hace cuatro años para explorar a Saturno- y Messenger -que ha hecho las órbitas de Venus y por primera vez está explorando a Mercurio-. Los anillos de Saturno, sin mucha discusión, ocuparon el primer lugar. "Fue la imagen que más me conmovió -señala Bell- y me hizo preguntarme '¿qué haría si yo estuviera en ese lugar, ¿qué escucharía? ¿qué sentiría? Fue lo que estableció el tono de todo el artículo".
Tanto Bell como Miller tuvieron que hacer una gran investigación para establecer lo que un ser humano observaría si pudiera ver con sus propios ojos estas maravillas. Miller tuvo que interpretar las imágenes que envían las naves que exploran la galaxia, que por lo general son en blanco y negro y posiblemente muy simples para el ojo no experto. "Además son tomadas desde arriba, pues en algunos planetas no es posible descender. Lo que yo hago es tratar de ver el sitio desde la perspectiva de una persona que está sobre ese planeta", dijo Miller a SEMANA. El trabajo de un ilustrador como él es traducir esa información y reproducirla en una foto a todo color que refleje acertadamente lo que tomó la cámara de la sonda. "Debe tomar muchas cosas en consideración para crear una imagen fiel y decidir cosas como cuán brillante es el sol en ciertos lugares, cuáles colores se verían en ciertas condiciones y cómo la presencia de algunos gases afecta el color del cielo", señala Bell. El resultado es fascinante porque este trabajo artístico hace a los planetas más reales y más cercanos, señala el artista.
La Luna está en la lista pero, curiosamente, el lugar escogido no es ninguno de aquellos donde descendió la misión Apolo. Se trata de un sitio descubierto más tarde, que se conoce como Los Picos de la Luz Eterna, un lugar de este satélite natural donde nunca se esconde el sol. Otra maravilla es el Valle Marineris, en Marte, muy similar al Cañón del Colorado, solo que el del planeta rojo es mucho más extenso, al punto que cuando es de noche en un extremo, ya es de día en el otro. Según Bell, estos son los dos lugares que con mayor probabilidad van a poder ver los humanos algún día. Pero en el caso de otros, como el lunar rojo de Júpiter, segundo en la lista, que en realidad es un huracán permanente con vientos de 400 kilómetros por hora, así como los anillos de Saturno, un planeta que debido a su presión no permite el descenso de una nave, el único testimonio son las ilustraciones de artistas como Miller.
Para Miller la lista no es trivial. Conocer el vecindario y sus paisajes ayuda a la gente a darse cuenta de que la Tierra no es única sino que hace parte de una familia de mundos. "Es como un hogar de nueve hijos", explica. Todos nacieron al mismo tiempo en el sistema solar y por lo tanto están hechos de casi los mismos materiales. La Tierra comparte algunas características similares con sus planetas hermanos, como por ejemplo con Venus y Marte, mientras que otros son totalmente diferentes. "Y entender cómo son los otros planetas nos ayuda a comprender mejor la Tierra".
Bell acepta que "otros sitios en el sistema solar hubieran podido incluirse en esta lista -admite-. Pero como sucede en estos casos, las escogencias son subjetivas". Por eso ambos invitan a que la gente haga sus propias listas a partir de otras ilustraciones (ver www.black-cat-studios.com/planetparks). Miller dice que si el ser humano fuera un viajero del espacio, algo que espera suceda pronto, estas imágenes serían las fotos en las postales que enviaría a la Tierra para saludar a sus familiares.
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