El ejemplo cunde, y toda la familia, sentirá la llamada de la Providencia a seguir este camino. Como en el convento proliferan las vocaciones, se abre una nueva casa al pie de Los Alpes, donde Pedro será el Abad. Cuando muere el Obispo de Tarantasia, Diócesis a la que pertenece el Convento, todos se fijarán en Pedro para que sea el nuevo Prelado, nombramiento aprobado por el Papa. Ante la negativa del elegido, todos acuden a Bernardo, que se encuentra en el Capítulo General de la Orden, pidiéndole que le ruegue su aceptación. Su enfrentamiento a una Comunidad Eclesial totalmente minada por la superstición y la relajación, hace que el Pastor ahonde en la penitencia. Pronto construirá dos refugios en la zona alpina, encomendando su cuidado a los monjes cistercienses. Con el paso del tiempo, marcha de Tarantasia hacia Alemania con la intención de vivir en el más absoluto retiro. Posteriormente regresa a su antigua sede donde contribuirá a resolver los conflictos entre Francia y Alemania. Muere el año 1174.
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