Flores negras adornarían un nuevo planeta

A 20 AÑOS luz podría existir una segunda Tierra, un planeta soñado que tendría agua y flores, flores negras. Gliese 581g sugiere que mundos como el nuestro serían muy comunes. Un hallazgo para confirmar.
Ramiro Velásquez Gómez | Medellín


La segunda tierra prometida o un espejismo en el vasto desierto del universo. ¿Qué es en verdad Gliese 581g?

Un exoplaneta que, de acuerdo con su descubridor, Steven Vogt, se encuentra en zona habitable en torno a su estrella, en donde residen otros cinco grandes planetas.

"Si se confirma, pienso que definitivamente es el planeta que hemos estado esperando por mucho tiempo", dice Rory Barnes, astrobiólogo de la Universidad de Washington, que no estuvo involucrado en la búsqueda, citado en una información de Scientific American.

Pero no todos confían. Tras el anuncio del hallazgo de esta tierra que ilusiona, un grupo de astrónomos suizos anunció al mundo que no ha encontrado ese planeta en el lugar que dicen Vogt y su equipo, que tardaron 11 años para estar seguros de que la primera tierra fuera de nuestro Sistema Solar es realidad.

Para el equipo suizo encabezado por Francesco Pepe, se requieren más años de investigación para confirmar el anuncio de Vogt, de la Universidad de California en Santa Cruz.

Astrofísicos teóricos de todo el mundo combinan observaciones astronómicas con lo que conocemos como vida en la Tierra para construir simulaciones de cómo sería el medio ambiente en un planeta como el nuestro.

Gliese 581g ha sido objeto de esos análisis. Su órbita casi circular alrededor de una estrella enana roja lo pondría en a una distancia óptima para que tuviera agua líquida en su superficie, un rasgo esencial para la vida que conocemos.

La enana roja, sin embargo, dado su estado, emite sólo un uno por ciento de la luz que proporciona nuestra estrella, el Sol. Los organismos fotosintéticos en el planeta podrían absorber tanto de la escasa luz que les llega como fuera posible, volviéndolos negros, de acuerdo con una modelación de Nancy Kiang, del Goddard Institute for Space Studies en Nueva Cork y colaboradores del Virtual Planetary Laboratory en la Universidad de Washington.

Cálculos premilitares también apoyan la idea de que un lado de Gliese 581g siempre mira hacia su estrella y mantiene temperaturas de 64 grados centígrados, mientras que el lado oscuro podría tener un frío como en los inviernos en nuestro Polo Norte.

Esta posición, que es también objeto de debate, dejaría la zona habitable bajo un sol perpetuo. Si esta hipótesis es correcta, para Kiang cada longitud de onda específica de la luz podría dar espacio a plantas con un gradiente de color tipo arco iris con pigmentos adaptados para absorber la luz que se esparce por toda la superficie.

El caso no es sólo Gliese 581g. A los astrónomos se les ha abierto el apetito para lo que podrían esperar cuando se encuentren cientos de descubrimientos similares fuera de nuestro Sistema Solar.

Este planeta fue anunciado en septiembre pasado. Se encuentra en el sistema de Gliese, a unos 20,3 años luz de nosotros, hacia la constelación Libra.

El hallazgo se efectuó mediante análisis de los datos del instrumento Harps del telescopio de ESO en La Silla, Chile.

Fue con ese aparato que se encontró otro sistema, anunciado un mes antes al hallazgo de Gliese 581g, en torno a la estrella tipo Sol HD 10180, a 127 años luz de distancia. Tiene cinco planetas y la posibilidad de que existan dos más, de acuerdo con el estudio de Christophe Lovis y colegas.

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Un viaje de 360.000 años hasta Gliese

Una enana roja como Gliese 581 es una estrella pequeña y relativamente fría. Su masa es 40 por ciento la del Sol. Genera su energía a ritmo lento por la fusión nuclear de hidrógeno en helio. Una enana roja famosa es Próxima centauro, en el sistema estelar más cercano a la Tierra, a solo 4,34 años luz.

Para llegar al planeta Gliese 581g se requerirían cerca de 360.000 años, viajando a la velocidad de las naves Voyager, 17 kilómetros por segundo. O 20,6 años a la velocidad de la luz.